octubre 23, 2010

EL PAGO: ESTILO POPULAR ANONIMO

Eres de mi rancho alero
y del recado la cincha,
de mi frente eres la vincha
que llevo bajo el sombrero;
eres el nido de hornero
donde anida mi cancion
y freno de mancarrón
que cruza el desierto al paso,
en fin,pago, eres el lazo
que pialó mi corazón.

Eres el gaucho tropero
el alma pura y sencilla,
eres la verde gramilla
donde retoza mi overo;
eres el viento pampero
en el triste atardecer,
mas eres amanecer
en la cuchilla ondulada,
eres la flor colorada
en el ceibo , al florecer.

Eres llama del fogón
donde se dora el asado
y cimarrón ensillado
que da jugo al corazón;
eres tierna vibración
de la guitarra querida
la única que en la vida
nos va endulzando el dolor,
eres, en fin, esa flor
de espinillo desprendida.

agosto 28, 2010

ELIAS REGULES- SIN DERECHOS

Como gladiador cansado
Pierde las fuerzas el día,
Perfumando su agonía
El fresco soplo del prado.
Queda el oriente pintado
Por penumbras, con derroche;
Y en actitud de reproche,
Cuadrado el sol, de soslayo
Recoge su último rayo
Al presentarse la noche.

Con nuevo impulso verdea
La flora de la campaña,
Quebrando con faz huraña
Despojos de luz pigmea;
El pastizal parpadea
Sobre la inculta colina
En las regiones campestres,
Sueltan las aves silvestres
Su plegaria repentina.

Por apretado sendero
Sale del monte un jinete
Rompiendo el tupido brete
Del pajonal majadero.
Tema, recela y ligero,
Casi en pleno desvarío,
Le tira al campo y al río,
Á la izquierda y la derecha,
Una mirada de flecha
Que va á sondar el vacío.

Es desertor. Su delito
Le impone firme misterio
Y huyendo del cautiverio
Anda sin rumbo y solito.
Por las penuria marchito
Busca saludable riesgo;
Y en brutal desasosiego
Cuando el sentimiento brama,
Oye un rancho que lo llama
Con clamores de fuego.

Allá vá. Sabe segura
Que el sable lo pastorea,
Que es desigual la pelea,
Que es muy amargo el apuro.
Pero, gaucho fuerte y duro
Lleva un propósito fijo,
Guarda un tierno regocijo
Que lo arrastra desde lejos,
Hay en el rancho dos viejos
Que no los olvida el hijo.

Entre dudas y temores
Pisa la choza querida
Donde sembró su partida
Desalientos y dolores.
Toca á sus progenitores
con sobresalto sincero;
Y en el silencio campero,
Como indudable noticia,
Salta una franca caricia
Que se le escapa al matrero.

Es muy corta la visita
Porque lo quiere la suerte
Pues un pampero de muerte
Sobre su cuerpo palpita.
De la pareja bendita
Se despide sin rudeza;
Y al resolver con firmeza
Regresar á su retiro,
Monta llevando un suspiro
Para matar su tristeza.

Vuelve solo á la guarida,
Conquista de independencia
Preparado á la violencia
Y á vender cara su vida.
Nadie lo ampara ni cuida;
Nadie le ofrece perdón,
Que la carne de cañón
Y el siervo de mil señores,
No tiene mas defensores
Que su astucia y su facón.

ELIAS REGULES- “¿Por qué?

(abril 22 de 1896)

Al fecundo literato que firma Calisto El Ñato
En la extensión dilatada
De verde pasto cubierta,
En la superficie abierta
De la campaña quebrada
En la inmensa regada
Por el sosiego inaudito,
Como capricho fortuito
Surgiendo de vez en cuando,
Dos ranchos se están mirando
Al través de un arroyito.

En uno nació Julián,
El doncel de la pradera,
Gaucho de frase sincera
Puesta en cuerpo de titán;
En el otro con afán
Dieron el pecho á Ramón,
Un fornido mocetón
De trato sencillo y llano,
Tipo hermoso de paisano
Por estampa y corazón.

Juntos sintieron pasar
Entre el ruido de la estancia,
Los abriles de la infancia,
Las caricias del hogar;
Juntos pudieron mezclar
Sus expanciones nacientes;
Juntos miraron ardientes
Sus dolores y alegrías;
Juntos llenaron los días
Con sus juegos inocentes.

Y al pisar en el abismo
De la lucha por la vida
Donde tiene su guarida
La legión del egoísmo
Rayaba en el fanatismo
La unión de sus afecciones,
Y las mismas emociones
Brotaban entrelazadas
En dos mentes vinculadas
Por iguales impulsiones.

Pero, la guerra civil
Vino, repleta de saña,
A sacudir la campaña,
Con un empuje febril.
Y el arrojo varonil
De la pareja mentada
Dejó una historia cortada
Al usar en forma franca,
Julián la divisa blanca
Y Ramón la colorada.

Los ejércitos contrarios
Se hallan enfrente, por fin,
Y pide sangre el clarín
Por dos trapos funerarios.
Con bríos extraordinarios
Se columpian las melenas,
Y sembrando luto y penas
Al escuchar voz de mando,
Van las lanzas viboreando
Por ambiciones ajenas.

En la ruda dispersión
De aquel combate imponente,
Julián se vio de repente
Cara á cara con Ramón.
Una extraña sensación
Vino el cuadro á colorar,
Y llegándose á abrazar
Sin reparo ni testigos
Se dijeron los amigos:
¿Por qué nos hemos de odiar?”

ELIAS REGULES-SIGA LA HUELLA!


Lamina de Palcampo
(octubre 27 de 1895)

Serena noche de estío
Sobre los campos gravita,
Y el fresco césped dormita
Con arrullos del rocío.
La luna, de su atavío,
Tira girones al suelo;
Y como inmenso pañuelo,
De un polo al otro estirado,
Muestra sus forro estrellado
El negro poncho del cielo.

En el llano y en la loma,
Con ademán soñoliento,
Deja la brisa su aliento
Lleno de silvestre aroma.
Por todas partes asoma
Una calma indefinida,
Y la canción repetida
Del terutero risueño
Surje como tierno ensueño
De la campaña dormida.

Cual mensajera secreta,
Que marcha con desconfianza,
Mueve sus ruedas y avanza
Una pesada carreta.
Su corpulencia de atleta
Pide un viaje paulatino,
Y al proseguir su destino,
Solitaria y lentamente,
Deja una huella patente
Culebreando en el camino.

Aquella mole se agita
Sobre piedras y terrones,
Cumpliendo las precauciones
Que su masa necesita.
Salva una zanja maldita
Con vaivén muy calculado,
Ya se inclina de un costado,
Ya se detiene en la brecha,
Y al fin, entera y derecha
Rueda en sendero trillado.

Salta del eje un lamento
Con pretensión de gemido,
Y un ínvariable crujido
Acompaña el movimiento.
Retumba el sonoro acento
Del conductor majadero
Y como frase de acero
Que se interpone tirana,
Va cimbrando la picana
Sobre el hombro del carrero.

Llega á un paso y blandamente
Como en terreno seguro,
Sin atropello ni apuro
Se desliza en la pendiente.
Corta la suave corriente
Bañando a veces su lecho;
Y un buen grito de provecho,
Pegando á los delanteros,
Levanta los pertigueros
Para subir el repecho.

El monótono rumor
De la marcha se acentúa
Y tranquilo continua
En el flanco el director
Su alarde de trovador
Queda pronto descubierto,
Y formulando un concierto
De alegrías y pesares,
Desparrama sus cantares
En el medio del desierto.

Corren las horas cortando
La longitud de la vida,
Y blanca faja tendida
Va el horizonte pintado.
Sale el sol con voz de mando;
Y al despedir la alborada,
Hace soltar la boyada,
Ordenándole al carrero
Que junte su apero
Fuerzas para otra jornada.

ELIAS REGULES- Contestacion a Julian Perujo y el viejo Calisto

(setiembre 11 de 1895)

Con generosa atención

Y a una fineza exquisita,

Me piden una cuartíta

Para prenderla al Fogón

Esa hidalga petición

Es un recurso al nudo

Pues, el empuje morrudo,

De la yunta delantera

Basta y sobra donde quiera

Para salir de un peludo.



Ustedes que, en vigor pleno,

En mucho pago han corrido

Y á la raya se han venido

Haciendo temblar el freno

Ustedes que tiempo bueno,

Han dado en toda ocasión,

Y que tienen con razón

Fama vieja y pistonuda,

No necesitan la ayuda

De un potranco barrigón.



Pero, por corresponder

A tan honroso pedido,

Que debe ser recibido

Con espontáneo placer,

Me empezaré á componer

Poniendo cuidado y tino,

Y aunque el éxito adivino

Yá que el momento me obliga,

Levantaré la barriga

Para evitar en el camino.



Lo que yo pueda pintar,

Con deslucidos colores,

De los gigantes actores

Que aquí supieron brillar,

Lo que conviene enseñar

A los nacidos de ayer,

Lo que se debe ofrecer,

Lo que se puede decir,

Hay que saberlo sentir

Para llegarlo á entender.



Nadie levanta al gauchaje,

Entre la ciudad florida,

Como bandera atrevida

De propaganda salvaje,

Se hace como un homenaje

Merecido y natural

A la ley universal.

Que impone sin condiciones

Tener vivas afecciones

Por el suelo nacional.



En el poncho y en la bota

Y en el cinto y en la espuela

No vá encerrada un escuela

De barbarie ó de chacota,

Vá un recuerdo persistente

Que, para honor del presente,

Las grandes prendas demuestra

De una raza, que es la nuestra,

Viva, sensible y valiente.



Yo elogio la ilustración

Y á sus ventajas me amparo,

Como lo prueban bien claro

Mi vida y mi profesión

Pero la alta perfección

Que en la cultura se encierra

No ha sido grito de guerra

Para matar en mi pecho

El gusto franco y derecho

Por las cosas de mi tierra.



El verdadero adelanto

Con la positiva ciencia

Debe nutrir la tendencia

Que dá un sentimiento santo,

Y sí, con cruel desencanto

Falsa civilización

Pide su condenación,

No hay que aplaudir la proeza

De alimentar la cabeza

Marchitando el corazón.



Ya ven que no me lastima

El que con golpe de clavo

Me diga gaucho, algún pavo

Para ponérseme encima.

Llevo templada la prima

Y no me pienso asustar,

Ya termine de ensillar,

Tango la rienda en las manos,

Que suene el clarín paisanos

Y empecemos á marchar.

Poema para un bello nombre de Atahualpa Yupanqui

Que bello nombre es tu nombre, Uruguay
Sonora como una fruta salvaje
de áspera piel, apretada de jugos,
sol y carne, con sangre azucarada
Voz de paisajes, de escondidos ríos,
voz para que la digan
los hombres en la noche
como una consigna,
una sola divisa desplegada,
Uruguay

( segmento del poema)

Juan Pedro Lopez- Para quererte nací

con arreglo de Cifra la cantan Gardel/Razzano
Letra: Francisco Martino / Juan Pedro López

Sos la tibia resolana (bis)
que calienta mi existir
la que no me hace sentir
el frío de la mañana.
Sos grueso poncho de lana
que cobija mi osamenta
contra la ruda tormenta
de la vida borrascosa,
la que en noche tenebrosa
la paz de mi alma sustenta.

Quisiera desparramar (bis)
florcitas por tu camino,
para que tu pie divino
no se fuera a lastimar.
Yo te quisiera explicar,
pero explicarme no acierto,
porque sos el cielo abierto
donde quisiera subir
pa’ allí quedarme a vivir
como paria en el desierto.

Yo pa’ quererte he nacido (bis)
paloma del alma mía.
Soy matrero y quién diría
que vos sola me has vencido.
Un amor desconocido
siento que mi amor provoca
y con una juerza loca
siento que me rompe el alma
y sólo encuentro la calma
cuando te beso en la boca.

agosto 20, 2010

EL BENTEVEO-SERAFIN J. GARCIA

BENTEVEO, SIEMPRE ESTÁS
JUGANDO A LAS ESCONDIDAS;
BENTEVEO DE MAÑANA,
DE TARDE Y AL MEDIO DÍA;
BENTEVEO, CUAL SI TODAS
LAS AVES DE LA CAMPIÑA,
SE ESCONDIERAN A TU PASO
PERO NUNCA ANTE TU VISTA.

ERES UN POCO GROTESCO;
PICO GRANDE, CABEZON;
Y ADEMAS ESCANDALOSO,
AUDAZ Y ALBOROTADOR;
CON UNA VINCHA EN LA FRENTE,
COMO CURANDO EL DOLOR
DE CABEZA, QUE A TI MISMO
TE CAUSAS POR LO GRITON.

MAS NO QUIERO SER INJUSTO,
Y TE DIGO SIN RUBOR
QUE TIENES BELLOS COLORES
COLOR TIERRA, COLOR SOL;
Y LA VINCHA BLANCA QUE USAS CON DOLOR O SIN DOLOR
TE SIENTA BASTANTE BIEN
(NO ES PORQUE LO DIGA YO)

¿QUE BUENA VIDA QUE PASAS,
PAJARRACO COMILON,
FRUTAS , INSECTOS, SEMILLAS,
DESPERDICIOS, QUE SE YO!
HASTA PECECITOS COMES
EN TU AFAN ENGULLIDOR,
TAN "VIVITOS Y COLEANDO"
QUE CAUSAS INDIGNACION
POR TU CRUELDAD DE MAS FUERTE,
¡ SI NO TIENES CORAZON!

POR ESO ES QUE TE HAN CAMBIADO
EL NOMBRE, PRESUMO YO,
Y TE LLAMAN "BICHO FEO"
CON MUCHISIMA RAZON.

EL SABIA Y EL ZORZAL- SERAFIN J. GARCIA

HERMANOS O PRIMOS HERMANOS,
PORQUE PARECIDOS SON
EN LA FORMA Y EN EL CANTO
CON EXCEPCION DEL COLOR

EL SABIA ES GRIS, PECHO CLARO
EL ZORZAL, LOMO MARRON
U EL PECHO COLOR LADRILLO
CON TIBIEZAS DE FOGON

UNO CLARO, OTRO ROJIZO,
Y POR ESO PIENSO YO
QUE UNO SE MANCHÓ DE LUNA
Y OTRO SE MANCHÓ DEL SOL

AMBOS SILBAN AL CANTAR
-SILBOS DE SALVAJE SON-
DULCE Y AGRESTE SILBAR
QUE ME ATA EL CORAZON

PORQUE SON LARGAS HILACHAS
LARGAS HEBRAS DE DULZOR
Y QUE AL PAR SILBADO VOY.

COL EL ALBA DESANUDA,
SUS HEBRAS DE DULCE SON
COMO DESATANDO AL DIA
PARA QUE LE ENTRE EL SOL;

Y AL LLEGAR LA NOCHECITA,
-LUNA, ESTRELLA Y ORACION-
VUELVEN A ANUDAR SUS CANTOS
CON INFINITO DULZOR;

Y UNO DICE:BUENAS NOCHES,
LUNA DE CLARO COLOR;
Y OTRO DICE: HASTA MAÑANA,
SOL ROJIZO COMO YO.

agosto 12, 2010

EL CUENTO DE JUAN CORAZON. OSIRIS RODRIGUEZ CASTILLOS

Había una vez dos amigos, crecieron juntos los dos,
Juan Corazón el del cuento, y Osiris, el narrador.

Corazón era un gauchito, presumido y picaflor,
Zonzo de tanta esperanza, rojo de tanta pasión,
Músico de una guitarra más que guitarra tambor
Que en un compás relojero sonaba un solo bordón.

Llegada la primavera ya alzaba Juan Corazón
Sus pilchitas más preciadas y su guitarra tambor
Y se alejaba cantando por esos campos de Dios
Como un grillo, que tuviera de poncho rojo: una flor.
Le gustaban las muchachas del campo, con su rubor,
Su timidez chacarera, su cariño cimarrón,
Sus dientes de mazamorra, sus ojos negros con sol,
Y los besos trafogueros de sus labios de malvón.

En las noches embrujadas gustaba Juan Corazón
Arrimarse a las ventanas pie por pie, copla y temblor
A dejar una esperanza de miel, azares, y aguijón.
“El día que yo me muera, la tierra me hará romero
Pa que al regarme tus ojos te perfume mi recuerdo”.

Y pie por pie se alejaba, porque nunca le gustó
Que las mozas le pidieran que las coplas fueran dos.
Pero una noche, una noche cantó dos coplas,
Cantó como nadie había cantado nunca coplas, éstas dos:

“El día que yo me muera, quisiera ser limonero,
Una constancia de azares garuando sobre tu pelo.
Pero quiero ser en vida como el gajito e cedrón
Que llevas en tu corpiño pegado en tu corazón”
Y la moza que era bruja, sin duda,
Lo encadenó con suspiros a su reja y olvidado lo dejó.
Fue aquella helada tardía que por Octubre
Inventó potreros blancos, la escarcha o el olvido, que se yo…

Lo cierto es que el pago dijo que agatitas aclaró
Se vió una planta e romero muy linda frente a un balcón,
Y una moza que lloraba porque dicen que encontró
Muerto un grillo que tenia de poncho rojo: una flor.
Tú me dices que soy triste, como puedo ser mejor?
Si por tu culpa se ha muerto mi amigo Juan Corazón.

julio 29, 2010

DOS POEMAS DE ROMILDO RISSO

LOS EJES DE MI CARRETA.

Porque no engraso los ejes
Me llaman abandonado
Si a mi me gusta que suenen
Pa qué los quiero engrasados

Es demasiado aburrido
Seguir y seguir la huella
Demasiado largo el camino
Sin nada que me entretenga

No necesito silencio
Yo no tengo en que pensar
Tenia, pero hace tiempo
Ahura ya no pienso más

Los ejes de mi carreta
Nunca los voy a engrasar...




LO MIRO AL VIENTO Y ME RÍO.

Que son muy negras las penas,
Dicen y dicen cantando.
Pa mi que no ha de ser cierto,
Si juera , mejor negarlo.

Yo también sé de pesares,
Yo también sé de quebrantos,
Sé de las penas más negras
Pero de penas no canto.

También es negra la tierra
Y verdes salen los pastos
Mientras la raíz padece
Canta en sus flores el árbol.

Ocaciones me figuro
Que soy de veras un árbol,
Lo miro al viento y me río,
La raíz crujiendo abajo.

Si me desmiento en la vida,
¡Acuéstenme de un hachazo

Romildo Risso Reseña autobiografica

El 15 de abril de 1897, le dijeron a mi madre:
-“Han tomado la Cañonera, pero don Luis se salvó en un bote”…
-Mentira ! ( respondió mi madre) Luis está muerto…
Mi madre no se había equivocado: el comandante Risso, con 5 hachazos, 2 balazos y muchas heridas menores, quedó “por muerto” y fue bajado a tierra, para “enterrarlo”…
Vivió, por milagro.
Lo que pensó mi madre, fue cierto para quienes actuaron en la lucha.
Yo tenía 14 años y jamás olvide esas palabras. Después comprendí exactamente lo que significaban: mi madre había pintado al hombre que conocía!
Los 15 de abril, él festejaba su 2º nacimiento, risueñamente; sin sentirse héroe: nunca se recordaron hazañas.
Tal vez por eso, aun veo en mi padre, sólo al hombre de quien fui “compañero”
Y tenía tanto de gaucho, que en estas páginas a cada instante siento su presencia.
Pero él no está en ninguna frase, en ningún hecho: es como una fuerza.
Lo es, puesto que obra en mí.
A la memoria de ese hombre, este libro.
ROMILDO RISSO diciembre de 1936
Dedicatoria al libro “Hombres”
editado por la comisión de Cultura Tradicionalista del Rio de la Plata-Buenos Aires 1937

julio 22, 2010

BANDA ORIENTAL 1811- RUBEN LENA

Ahora sí que los tenemos

el sol salió pa´ estos laos.

Con Venancio Benavídez

aquel cabo desertau,

y con Pedro José Viera

el brasilero oriental,

con una risa de estancia

y un puesto de capataz.

Indios, Criollos y morenos,

´tan convidaus pa´ bailar.



Que seamos pocos no le hace

habiendo lo principal.

Los de afuera son de palo

y viva la libertad.

Estamos todos con ansias

de que llegue el capitán.

Que ese sí se conoce el rumbo

y es de los nuestros nomás.

Y la cosa va a estar buena

porque él si sabe mandar.

A DON JOSE- RUBEN LENA

(Extraído de “Las cuerdas añadidas”, Rubén Lena; Ed. Banda Oriental, 1980)



Cuando pensaba en las canciones sobre el héroe, analizaba sus músicas y textos y los hallaba valiosos, pero la gente permanecía lejana y respetuosa cuando las oía en las celebraciones patrias. Hacía si un silencio cuidadoso y contestaba luego con el aplauso contenido.
Intentaré -dije- un texto cuya comprensión sea sencilla en una melodía y un ritmo entrañables.

¿Y por qué una milonga? Porque la milonga está viva en la sensibilidad del pueblo. Y en esa búsqueda y hallazgo inexplicables, me encontré con la primera frase musical para el tema, escuchada en mi niñez al Nene Elías, guitarrero y cantor de mi pueblo, a quien siempre pedía: -Nene, toque esa milonga. En la canción está modificada, pero vivo el bordón, que empezando por el Mi de la sexta en escala hacia lo agudo, me producía una emoción que sentí a los treinta y seis años, cuando canté para mí, con mi mala voz, A Don José.



Ven a ese criollo rodear, rodear, rodear…

Los paisanos le dicen: -Mi General.



Va alumbrando con su voz la oscuridad

y hasta las piedras saben a dónde va.

Con libertad, no ofendo ni temo.

¡Que Don José!

Oriental en la vida y en la muerte también.



Ven a los indios formar el escuadrón

y aprontar los morenos el corazón.

Y de fogón en fogón se oye la voz:

-Si la patria me llama aquí estoy yo.



Con libertad no ofendo ni temo.

¡Qué Don José!

Oriental en la vida y en la muerte también.

julio 15, 2010

EL BAQUEANO- describe XAVIER MARMIER

Son de figurarse las sensaciones extrañas que experimenta un viajero europeo, aventurándose a cruzar este país. No hay que pensar en los medios de locomoción empleados en otras comarcas, ni en la facilidad de las comunicaciones ni en las comodidades que se encuentran a cada paso en Europa.

Aquí no hay puentes, ni canales, ni diligencias, ni posadas. Aquí no es posible ir de una provincia otra, sin la ayuda de un baquiano, que se orienta por la posición de las estrellas, por unos charcos de agua, o por otros signos que pasan inadvertidos para el común de las gentes. Ese baquiano, en casos difíciles, echará pie a tierra para observar de más cerca la senda que ha tomado, y si existe peligro de indios, se echará por tierra como los pionners de Cooper; podrá saber, por algunas plantas holladas, por una huella casi imperceptible, si la horda de indios pasó por allí, de cuántos individuos se componía, y cuántas horas hace que pasó. La naturaleza, al someter a individuos de diferentes razas a los mismos peligros y a las mismas necesidades, les da también el mismo poder de perspicacia. En el conocimiento del terreno, en la agudeza del oído y de la visión, hay una similitud que sorprende entre el camellero árabe, el cazados de los Alpes, el pastor nómade de Laponia, el trampero del Oeste en América del Norte, y el baquiano de la América del Sur.

junio 27, 2010

HAZAÑA DE MANCHA Y GATO


El 24 de abril de 1925 se inició en Buenos Aires una de las travesías más famosas del siglo. Dos caballos criollos, Mancha y Gato, guiados por el profesor suizo Aimé Tschiffelly recorrieron los 21500 Km que separan a la ciudad de Buenos Aires de Nueva York y conquistaron el récord mundial de distancia y altura, al alcanzar 5900 msnm en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia). El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 Km por día.

Hoy estan embalsamados los dos juntos en un museo, trotando por otros cielos.

ROMANCE DE GATO Y MANCHA de Cacho Rodríguez


Pido a los santos del cielo
y a las musas de la tierra,
su ayuda en este momento
en que pulso el instrumento
para sacar del olvido
el recuerdo enternecido
de una hazaña portentosa.
Auxilien mi inspiración,
porque intento en la ocasión
rendir sincero homenaje
a un hombre, por su coraje,
y a sus fieles compañeros:
dos caballos, “GATO” y “MANCHA”.
El hombre era un gringo loco
que se le puso en el coco
allá por los años veinte,
la idea muy peregrina
de unir a nuestra Argentina
con los Estados Unidos
en un galope tendido.
Tanto anduvo con su idea
que encontró por fin apoyo
pues se topó con un criollo,
don EMILIO SOLANET
que lo tomó muy en serio
y le dio pa’ que eligiera
dos fletes de su tropilla.
Los bichos no eran de silla
sino recién agarraos
y pa’ ponerles recao
lo hicieron dudar al gringo
que con paciencia de indio
tanto y tanto los sobó,
que al final los enriendó
y demostrando su cancha,
los bautizó “GATO” y “MANCHA”
y pa’l Norte los rumbió.
Y un 25 de abril de mil nueve veinticinco
en Buenos Aires tomó
la Rural como partida.
Iba a jugarse la vida
pa’ demostrar, por orgullo,
por amor a los caballos,
el valor, la fortaleza
y el alma del flete criollo.
Dejemos a los amigos
caminando rumbo al Norte.
Detengamos el relato,
hagamos que nos importe,
y pensemos, en un rato,
como serían los lugares
y caminos que emprendían.
Imaginemos entonces
nuestros montes santiagueños
que todavía tenían
lo mejor de sus productos
cobijando en sus reductos
no sólo buena madera,
también eran sementera
de alimentos y manjares
que compensaba al que osare
desafiar a su peligros;
Dando comida y abrigo,
alivios del caminante,
y que sigan adelante
en busca de su destino
abriéndoles el camino
pa’ que cumplan con su hazaña.
Y el santiagueño acompaña
el andar de los amigos.
Todos quieren ser testigos,
participar de algún modo
un trecho aunque más no sea,
entrar en esa pelea
del hombre contra el ambiente
y demostrar que la gente
de este suelo centenario
comprende el abecedario
de la solidaridad,
que brinda hospitalidad
para todos los que llegan
y en esta oportunidad
no pudo haber sido menos,
recibiendo a los viajeros
con todo lo que tuvieron,
y cuando los despidieron
se iban un poco con ellos
aunque sea en pensamiento,
para tener alimento
a sus ganas de camino
porque parece el destino
de todos los santiagueños,
hacer realidad sus sueños
siempre lejos de sus pagos,
pero dejando en Santiago
toda su alma y sus cariños.
Y siguieron rumbo al Norte,
continuando con su marcha
noche a noche, día a día,
en una dura porfía,
sin importarles la escarcha,
el viento, calor o lluvia,
por las sierras de Bolivia
el Ecuador o Perú,
en donde casi se quedan,
pero pasaron la prueba
de aquel desierto infernal
terror de todo animal
y al que creo sin igual
en un lugar de la Tierra
y sus problemas detallo
llamado MATACABALLOS
por su gran temperatura,
más de 50 a la sombra
en caso de que la hubiera,
y era una linda carrera
160 kilómetros.
Si de día era imposible,
en una noche cruzaron
y entonces pronto llegaron
a tierras de Cartagena
en donde a muy duras penas
consiguieron un barquito
que los cruzó despacito
para el lao de Panamá
de donde siguieron viaje:
Costa Rica, Nicaragua,
El Salvador, Guatemala,
lugares donde pasaron
hasta que por fin llegaron
a la América del Norte
y a Méjico arribaron
en medio de algarabías,
mariachis los recibían
y fueron muchos jinetes
que apilándose en sus fletes
acompañaron su andar
hasta verlos penetrar
en las tierras de los gringos
y así, anduvieron los pingos,
tres años y cuatro meses
y de yapa cuatro días,
y fue con gran alegría
que a la Capital llegaron
y en Washington desmontaron
el 29 de Agosto
del novecientos veintiocho
y el gringo quedó tan chocho
que pronto pasó al olvido
lo que había recorrido:
veinticinco mil kilómetros,
toda clase de caminos,
pero fijando el destino
confiando en sus compañeros
sin bajarse del apero
hasta cumplir con la hazaña,
y después de recibir
homenajes merecidos,
volvieron a Buenos Aires
en donde se separaron
rumbos distintos tomaron,
el gringo volvió a sus pagos,
GATO y MANCHA a los halagos
del merecido descanso
en esa vieja querencia
aquella Estancia EL CARDAL
donde irían a pasar
todavía muchos años
visitados por extraños
asombrados por la hazaña,
pero también por el gringo
que extrañaba a los dos pingos
y cada tanto venía
para compartir con ellos
su renombre de escritor,
que alcanzó por el rigor
con el que narró aquel viaje
demostración del coraje
del hombre y del animal,
una hazaña sin igual
todavía no empardada
como la rima buscada
para nombrar, a esta altura,
a aquel gringo de mi cuento;
Que merece un monumento
y es el que le dejo aquí:
Se llamaba TSCHIFFELY (chfelí)
AIME FELIX era el nombre,
y nacido en SUIZA el hombre,
argentino de adopción
y con un gran corazón
que ser gaucho merecía
y así terminó sus días
en la vieja GRAN BRETAÑA,
mientras lejos de su hazaña
y en la Estancia de EL CARDAL
entremedio e’ sus iguales
estaban los animales
esperando su destino
que era tarde cuando vino,
porque demoró un buen rato,
pero al final MANCHA y GATO
también llegaron un día,
como llega mi relato,
recordando en la ocasión
que hoy están en un rincón
del Museo de Luján
expuestos a los que van
a conocer nuestra historia
y rescato su memoria
pensando de que al final
es motivo sin igual
para que el buen argentino
recupere aunque sea parte
del orgullo nacional.
Y de paso con el cuento,
los entretuve un buen rato
y aquí se acaba el relato
en que la historia narré
de un gringo, de MANCHA y GATO

LA TROPILLA DE Darío H. Anasagasti


Como sé andar de resero
tengo tropilla entablada,
la madrina es colorada
y tiene un potrillo ruano.
Bien manchao tengo un tubiano
que ahora poco lo he enfrenado
y que ante ayer lo he probao
galopiando y llegó entero
veinte leguas compañero
hasta el pueblo de Bragao.

Además en la tropilla
tengo un lobuno bragao
un lindo gateao tiznao
ligero en la atropellada
un blanco orejas rosadas,
un oscuro escarciador.
Un tordillo de mi flor,
Pa' correr en el rodeo
y un redomón zaino overo,
pescuecero y sentador.

Un lindo barroso overo,
un bagual picaso pampa,
un pangaré mano blanca,
vivaracho y coscojero,
un bayo blanco estrellero,
un rosillo anca nevada,
un alazán mala-cara,
un colorao retacón
y un doradillo ariscón
muy bellaco en las mañanas.

Y pa' terminar, señores,
el crédito es un tostao,
pingo muy aponderao
marca de las dos argollas,
ha corrido varias pollas
y hasta aúra no le han ganao;
en los boliches que ha andao
dejó mentas de ligero
y aquí está pa' su mandao
el gaucho Carmen Lucero.

PELOS CRIOLLOS-Elias Gordillo

En las potradas de antaño
los pelos eran criollasos,
conocí pampas, picasos
y hasta un overo castaño.
Dende que me jui hace años,
Pa' una estancia en el Pigüé
montao en un yaguané
en busca de una tropilla
de entrepelaos gargantillas
que en ese pago compré.
Era un gateado tiznao
de ancha raya sobre el lomo,
de esos que yo elijo y domo
con los cuartos atigraos.
Pelos que ya están mermaos
por ser de criollas manadas
que con clines encrespadas
vagaban en campo abierto
por el disco del desierto
de la pampa desolada.

Estos cuadros fueron realizados por Emilio Solanet para describir los diversos pelajes de acuerdo a las capas de pelo, a los detalles de pelajes del cuerpo, a las particularidades de la cabeza y la de los miembros del caballo.


Capas que provienen del matiz que cubre todo el cuerpo
1. Blanco Plateado
Mosqueado
Albino
Sabino
Porcelano
Porcelano rosado
Ojos negros

2. Bayo Blanco
Huevo i pato
Amarillo
Naranjado
Encerado
Cebruno
Ruano
Cabos negros
Dorado
Rodado

3. Gateado Claro
Hosco
Pangaré
Rubio
Barcino

4. Cebruno Claro
Oscuro

5. Lobuno Claro
Oscuro

6. Alazán Claro
Tostado
Dorado
Ruano
Rodado

7. Colorado Común
Requemado

8. Doradillo
9. Zaino Colorado
Negro
Pardo

10. Oscuro Común
Renegrido

11. Tordillo Blanco
Negro
Plateado
Rodado
Overo
Mosqueado
Sabino
Zafranado
Rucio

12. Moro Claro
Oscuro

13. Rosillo Blanco
Colorado
Rubio
Ruano
Labrado
Moro
Gateado
Overo
Bayo rosillo

14. Overo Overo negro
Gateado overo
Bayo overo
Lobuno overo
Cebruno overo
Alazán overo
Tostado overo
Zaino overo
Manchado
Overo rosado
Azulejo overo
Tobiano




Nombres provenientes de detalles del cuerpo
Detalles de la cabeza

Galán
Entrepelado
Pangaré
Dorado
Nevado
Mosqueado
Sabino
Porcelano
Salpicado
Aporotado
Lunarejo
Rodado
Atigrado o barcino
Tiznado
Chorreado
Ruano
Raya de mula o raya cruzada
Yaguané
Fajado
Vandeado
Lagarto
Bragado
Marucha mora, riñón, anca mora
Paleta overa, lomo, cuadril, panza blanca, chiquizuela blanca, etc.
Rabicano
Tusado
Revesados y remolinos
Crespo
Tapado
Pelos blancos en la frente
Estrella
Lucero
Corazón
Testerilla
Mascarilla
Lista
Malacara
Pampa
Pico blanco
Picazo
Picazo lucero
Picazo lista
Picazo malacara
Picazo pampa
Picazo testerilla
Picazao mascarilla
Picazo overo
Boca de mula
Gargantilla
Fiador
Zarco
Bigotes




Nombre por las particularidades de los miembros

Calzado
Argel
Maneado
Mediarés
Cruzado
Uno, dos, tres y cuatro blancos (albos)
Principio de calzado
Calzado
Calzado alto
Botas con delantal
Cabos negros
Mano mora, pie moro
Cebrado
Ranillas
Espejuelos

EL DESPIDO- de Osiris Rodriguez Castillos

Secundino Barboza era mi amigo.
Cuando nací, ya estaba de pión en casa;
y dejé de gatiar pa dir prendido
de su modesto chiripá de apala.

Supe ser, de gurí, flor de cargoso.
No tenía prienda que me conformara,
y ái andaba Quindín, qu´era su apodo,
pescándome la luna en las cañadas.

Lo tengo bien patente en el ricuerdo
de la noche´el asalto de la estancia;
fortín de piedras que melló en sus tiempos
mucho malón filoso de l´indiada.

Tata´bía acantonao, pa´defenderse,
su personal de crédito en las casas;
y mama, como encinta de la muerte,
pasiaba un delantal preñao de balas.

Yo dentré a tener miedo, pero en esas,
al rejucilo anaranjao di un arma,
lo ví´ a Quindín Barbosa hecho una fiera,
meta trabuco al lao de mi ventana.

Y el miedo se me jué; m´entró sueñera,
y al bárbaro arrorró de las descargas,
clavé el pico y soñé la noche entera,
que aquel gaucho era´l Angel de la Guarda.

Pasó lerdiando el tiempo, que´s el modo
que tiene de pasar por la campaña,
y en mi amigo hallé un máistro que gustoso
me diba rasquetiando l´inorancia.

M´enseñó a hacer trencitas y retobos,
y enriedao en los tientos y las pláticas,
me dio el secreto ´e la virtud del criollo,
que es ser juerte y sobao, como las guascas.

Y era de comedido y bondadoso...
De recorrer el campo siempre tráiba
p´al "patroncito", un aperiá o un zorro,
o algún pichón de tero o de calandria.

Nunca más viá olvidar la tarde aquella
cuando él jué a racionar la caballada,
y yo, atado al tilín de sus espuelas,
me arrimé a pirichar cómo lidiaba.

Rellenó un imbornal pal doradiyo,
que´ra un diablo importao, orgullo e´tata,
idioso el condenao y decidido
pa´distribuir los dientes y las patas!

Ni me le había arrimao, cuando ví el brillo
de sus ojos salvajes, odio en llamas,
me abrasó la clinera; los colmillos
rajaron como un trapo la distancia.

Sentí un derrumbe y me asombró el padrillo
pataliando en el suelo entre boquiadas,
mientras el puño alzao de Secundino
era un ñudo en la lonja de la guacha.

Y ái tiene, ¿ve?, por eso jué el despido.
El puro había costao su güena plata,
y el hombre no explicó lo sucedido,
porque quedaba mal que lo explicara.

Salió del escritorio como ido...
Ya estaba en el palenque´l malacara
y se puso a ensillarlo dispacito,
como quien gusta revisar las garras...

Dispués armó un cigarro; en rudo mimo
me palmió la cabeza; la mirada
se l´enllenó de estrellas... Dio un suspiro,
y se secó la frente con la manga.

Ganao por un apuro repentino,
hizo caracoliar al malacara,
y agarró por la güeya al trotecito...
Yo, recién compriendí lo que pasaba,
y no sabía qué hacer ¡era tan chico!

La pena m´hizo un ñudo en la garganta
que redepente desaté en un grito;
el sol voltió a mi lao la sombra e´tata:
¡Se va, tatita, se me va´l amigo!
¿Quién va´pescar mi luna en las cañadas,
cuando el viento cerrero traiga arisco
sus tropillas de miedo hasta mi almohada?

Y desfleque el chilcal los alaridos
del lobizón, y tiemble la perrada.
No va´star el trabuco´e Secundino
como un sol de coraje en mi ventana.

Jué pa´salvarme que mató al padrillo!
me jué a morder y el l´abajó la guacha!
Como él dijo dispués: "estaba escrito..."
¿Me lo va´echar? ¿Al Angel de la Guardia?

Tata era un hombre güeno, compriensivo,
le dolió aquello, ¿sabe? Sin palabras
salió hasta la tranquera; dio un chillido,
y sofrenó el bagual el Secundino
con un tirón que lo sentó en las patas!

Corrió pa´regresar, eco ´e cariño
recogiendo el largor de la llamada...
"Mande, patrón...

--Quedate, Secundino,
el gurí no quiere que te vayas.

junio 20, 2010

HOMBRADA DE SERAFIN J GARCIA (DE TACURUCES)

Mándensén mudar tuitos a la puta!
¡No quiero sabandijas en mi rancho!
¡P'aguantarle los secos a la pena
no precisa'e culeros el qu'es macho!

¡Vamos! ¡Juera de aquí, manga'e trompetas!
¡No esperen que los saque a rebencasos!
¡A mentir a otro lao! ¡A mí esas lástimas
sólo consiguen enyenarme de asco!

¡Si m'hija jué pa ustedes una pluma!
¡Si ustedes jueron los que la mataron
a juersa'e picotiar en su conduta
como en la oveja cáida los caranchos!

¡Dispués qu'eya, la pobre, tuvo el hijo,
como a perra sarnosa la cuerpiaron;
jué una brosa nomás, una largada;
sólo sirvió pa risa y pa estropajo!

¡Ninguno se acordó qu'eya era güena
-un alma'e Dios que a naides hiso daño-,
y aguantó la infelís, com'una marca,
el disprecio safao de tuito el pago!

¡Su nombre recorrió las pulperías
manosiao y babiao por los borrachos,
jué la farra'e las chinas en los bailes
y en las ruedas de mate de los ranchos!

Y aura que ya murió la pobrecita,
cansada de vivir hecha un pingajo,
¿tienen coraje pa venir tuavía
a lechuciar ande la'estoy velando?

¡Mándensén mudar tuitos! ¡Machos y hembras!
¡Aquí ya no hacen falta los caranchos!
¡A campiar a otro lao carnisas frescas
ande se puedan empachar pulpiando!

¡Juera de aquí, sotretas! ¿No me han óido?
¿'Tan esperando que los curta'laso?
¡Aquí ya'stá de más la chamichunga!
¡Ya no hay a quien sangrar en este rancho!

¡Juera de aquí! ¡Si pa velar su cuerpo
y darle sepoltura yo me basto!
¡Si no precisa agayas emprestadas
p'apechugar las penas el qu'es macho!

EJEMPLO-SERAFIN J GARCIA (DE TACURUSES)

Venga p'acá, m'hija, no me tenga miedo:
venga, que su tata no va'castigarla
ni va'echarle'n cara tampoco lo qu'hiso,
porque sabe cierto que no jue por mala.

Ya basta de yantos, miremé de frente,
no tenga vergüenza de amostrar la cara,
que no es delito darse por cariño
y sentirse madre no es nunca una falta.

Venga y déame un beso. Su tata compriende
que usté ha cáido, m'hija, lo mesmo que tantas
que siendo inocentes, humildes y güenas,
s'entriegan enteras, en cuerpo y en alma.

Mozo él, usté moza, los dos juertes, sanos,
yenitos de vida ricién aclarada,
no vido él querencia mejor que sus brasos
ni usté sol más lindo qu'el de sus miradas.

Campiando ese cielo que tuitos campiamos
yevando'e baquianas a las esperansas,
creyeron hayarlo juntando sus bocas
y prendieron besos pa que s'estreyara.

Vino la dentrada de la primavera;
lucieron los cardos sus flores moradas;
bordonió el sumbido de los mangangases
y hubo contrapuntos de roncas chicharras.

Nació en los yuyales un aroma nueva
qu'el viento, travieso, mojó en las cañadas;
rosaos macachines garugó l'aurora
y en los espiniyos colgó el sol sus brasas.

Se oyó en las cuchiyas relinchar los potros
qu'iban retosando tras de la yeguada;
y olfatiando el aire, y escarbando el suelo,
con ansia salvaje baló la torada.

Se vido a los pájaros andar en parejas,
juntitos los picos, abiertas las alas,
amostrando a tuitos su amor baruyento,
madurao a cielo, sol desnudo y alba...

Y ustedes sintieron juego en las alterias;
cada beso, entonce', jué com'una brasa;
les hirvió por dentro la juersa'el istinto
y asina cumplieron la ley más sagrada.

¡No yore, canejo! ¡Si Tata Dios hiso
al macho y a la hembra pa que se ajuntaran,
y el cristiano, mesmo que cualquiera bicho,
debe hacer las cosas que Tata Dios manda!

No l'importe, m'hija, qu'el pago mermure
y ensucén su nombre los que la cren mala.
¡Más piores son esas que matan sus crías
pa poder asina seguir siendo honradas!

Cuando nasca su hijo, ¡que lo sepan tuitos!:
¡mamará en sus pechos, dormirá en su falda;
será su cachorro nomás, ande quiera,
pues ser madre, m'hija, no es nunca una falta!

ALVERTENCIA-SERAFIN J GARCIA( DE TACURUCES)

Sobre'l lomo potro de mi campo crudo
-que nunca ha sentido de un arao la marca-,
prontos pa meyarles el filo a las rejas
estos altaneros tacuruses se alzan.

Son como celosos troperos que rondan,
engüeltos en ponchos de chilcas bagualas,
la tropa orejana de mis pensamientos,
mis libres ideas, mis chúcaras ansias.

Brujones que prueban el tiemple del campo,
perebas en ruda machés levantadas
que son pa mi orguyo lo qu'es pal de un gaucho
el surco que le abre de frente una daga.

Por eso al que quiera cruzar los potreros
sin triyos que tiene la estancia de mi alma,
le alvierto que debe tranquiar muy dispacio
si quiere librarse de alguna rodada...

FECUNDIDAD-GODOFREDO DAIREAUX

En el talud de la zanja que circunda el corral, cubierto de punta a punta con un pastito bien verde y reluciente, recién lavado por el aguacero bienhechor, juegan a la mancha un centenar de corderos.

Blancos como nieve los ha dejado el agua; secos, así mismo, ya, pues su lana cortita no puede disputar por mucho tiempo la humedad al Pampero; alegres, llenos de salud, de vida exuberante, retozan y corren. La majada esparcida, aprovecha los últimos momentos de la tarde para llenarse de prisa, tratando de recuperar el tiempo que le ha hecho perder la lluvia; y, cuando un corderito, de los más chicos, bala, extraviado, llamando a la madre, ésta, sin despegar del pasto el hocico, tartamudea: «Aquí estoy,» con la boca llena.

De punta a punta del talud, carrera; descanso, y ¡volver! y así van y vienen los corderitos, llenando de alegría el ojo del amo, recostado sonriente en el caballo. Los mayores, buenos mozos de dos meses, encabezan la partida; con pie firme, ligero, disparan, y llegados a la punta, se paran, arrogantes; dan un brinco, bajando la cabecita donde asoman ya las astitas, alzando las patas o encabritándose y pegando dos, tres saltos seguidos, en las manos tiesas, saltos que pocos jinetes resistirían, si fueran de potro: y, de repente, otra vez a todo correr por el talud, seguidos de una caterva de hermanitos que van de mayor a menor, corriendo también y retozando, y dejando por detrás a algunos chicuelos, casi recién nacidos, que también, bamboleando en sus patas largas, se han querido agregar... ¡mocosos!

Y así, hasta que siendo ya de noche, el pastor, al tranquito, arrima despacio la majada balante y que los corderos vuelven a buscar las madres, conociéndolas entre mil, cada uno la suya, por la voz, por el olor, por el instinto, y de rodillas, buscando la teta, chupan con avidez la savia vital...

Detrás de unas pajas de penacho plateado, están escondidos, echados de barriga, tres terneros, recién llegados en este mundo de penas; el pelo como terciopelo, liso, lustroso, brillante; los ojos como grandes perlas de azabache; el pescuezo tendido en el suelo, no se mueven, convencidos de que nadie los ve, pues sus madres los han dejado ahí, con recomendación estricta de no moverse, ni seguir a nadie; y aquí están, y no se mueven.

Las madres andan por allá, engavillando con la lengua, cortando con los dientes, y almacenando en la panza las suculentas yerbas de la Pampa. Cuando nadie las vea, volverán apuradas, al tranco largo, hacia el lugar secreto donde han dejado escondida la prole, y le propinarán a grandes tragos, la leche de sus tetas generosas.

Y el rodeo se va llenando de nuevos seres que balan, corren, retozan y maman, dando grandes cabezazos en la panza materna, para conseguir apoyo.

¿Y ese bicho raro, de cabeza tan grande, de patas tan largas, que parece mirar con tanto asombro todo lo que pasa al rededor suyo? Dejen pasar unos días y será más bonito, más elegante que la madre, esa yegua vieja, panzona, que lo está llamando. Los potrillos, sus hermanos, lo están incitando ya a que se mezcle con ellos y venga a correr, para aprender el oficio.





Así se complace la naturaleza en renovar las generaciones que se van, con generaciones más numerosas que llenan las soledades con su alegría y su juventud, haciendo el desierto cada vez menos solo, multiplicando las majadas, los rodeos y las manadas.

Se ríe de la destrucción con que los persigue el hombre; parece ayudarlo, a veces, como en burla, con alguna mortandad inesperada; pero ella misma pronto llena los vacíos, como si la población en la pampa fértil, tuviese que buscar su nivel, como lo busca el agua de sus llanuras en las lagunas y los ríos.

¡Y en la puerta de este rancho! ¡miren, vean! También se multiplica el hombre: una mujer da el pecho a una criatura; un niño la tiene agarrada del vestido; gatea otro más, en el patio, mientras éste, algo mayor, espanta con los brazos levantados y los gritos de su boquita toda sucia, unos patos atrevidos que le querían robar la papa que está comiendo. Y otros hay, más grandes, parados contra la pared, mirando al hermano que se trepa como mono, en un mancarrón viejo, para ir a repuntar la majada paterna.

Son muchos aquí; en otro rancho, son más, y en cada rancho, pululan. Cada olla pare diez cucharas, aumentándose el número de los futuros pastores, por lo menos en proporción del aumento de los rebaños.

En la Pampa, no le hubieran faltado modelos a Zola para escribir su obra Fecundidad. Si allá es casualidad encontrar una familia numerosa, aquí es lo común; y lo raro es hallar a alguna que no haya puesto en práctica el mandamiento bíblico: «¡crescáis y multiplicad!»

Del mucho pasto, los muchos terneros; el estómago lleno hace contento el corazón, y el corazón contento es el gran procreador.

¿Lo dudan? Pues vean a todas estas mujeres santiagueñas, paradas en la orilla del camino, esperando, para saludarlo a la pasada, al dueño del ingenio donde trabajan.

Una que otra, contadas, tiene criatura en los brazos, pero llama la atención que todas, jóvenes y viejas, parezcan tan igualmente... abultadas.

-«Tuvimos, este otoño, explicó uno de la comitiva, mucha fruta de algarrobo.»

¡Tierra fecunda, tierra feliz! a la cual basta una buena cosecha de fruta silvestre para facilitar en este grado la tarea a sus gobernantes, ya que, como lo dijo Alberdi, gobernar es poblar.

abril 25, 2010

ESTANISLAO DEL CAMPO(arg) 3 PRIMEROS VERSOS DEL FAUSTO


En un overo rosao,
flete nuevo y parejito,
caía al bajo, al trotecito
y lindamente sentao,
un paisano del Bragao,
de apelativo Laguna:
mozo jinetazo ¡ahijuna!
como creo que no hay otro,
capaz de llevar un potro
a sofrenarlo en la luna.

¡Ah criollo! si parecía
pegao en el animal,
que aunque era medio bagual,
a la rienda obedecía,
de suerte que se creería
ser no sólo arrocinao,
sino también del recao
de alguna moza pueblera:
¡Ah Cristo! ¡quién lo tuviera!...
¡Lindo el overo rosao!

Como que era escardador,
vivaracho y coscojero,
le iba sonando al overo
la plata que era un primor:
pues eran plata el fiador,
pretal, espuelas, virolas,
y en las cabezadas solas
traia el hombre un Potosí:
¡Qué...! ¡Si traia, para mí,
hasta de plata las bolas!

CIELITO DE LA INDEPENDENCIA- BARTOLOME HIDALGO

Si todo lo criado
es el cielo lo mejor,
el cielo ha de ser el baile
de los Pueblos de la Unión.

Cielo, cielito y más cielo,
cielito siempre cantad
que la alegría es del cielo,
del cielo es la libertad.

Hoy una nueva Nación
en el mundo se presenta,
pues las Provincias Unidas
proclaman su Independencia.

Cielito, cielo festivo,
cielo de la libertad,
jurando la Independencia
no somos esclavos ya.

Los del Río de la Plata
cantan con aclamación,
su libertad recobrada
a esfuerzos de su valor.

Cielo, cielito cantemos,
cielo de la amada Patria,
que con sus hijos celebra
su libertad suspirada.

Los constantes argentinos
juran hoy con heroísmo
eterna guerra al tirano,
guerra eterna al despotismo.

Cielo, cielito cantemos,
se acabarán nuestras penas,
porque ya hemos arrojado
los grillos y las cadenas.

Jurando la Independencia
tenemos obligación
de ser buenos ciudadanos
y consolidar la Unión.

Cielito, cielo cantemos,
cielito de la unidad,
unidos seremos libres,
sin unión no hay libertad.

Todo fiel Americano,
hace a la Patria traición
si fomenta la discordia
y no propende a la Unión.

Cielito, cielo cantemos,
que en el cielo está la paz
y el que la busque en discordia
jamás la podrá encontrar.

Oprobio eterno al que tenga
la depravada intención
de que la Patria se vea
esclava de otra Nación.

Cielito, cielo festivo,
queremos antes morir
cielito del entusiasmo,
que volver a ser esclavos.

¡Viva la Patria, patriotas!
¡Viva la Patria y la Unión,
viva nuestra Independencia,
viva la nueva Nación!

Cielito, cielo dichoso,
cielo del Americano,
que el cielo hermoso del Sud
es cielo más estrellado.

El cielito de la Patria
hemos de cantar, paisanos,
porque cantando el cielito
se inflama nuestro entusiasmo.

Cielito, cielo y más cielo,
cielo del corazón,
que el cielo nos da la paz
y el cielo nos da la Unión

EL ENTENAO- ELIAS REGULES


Soy el criollo americano
de este pedazo de cielo,
soy el hijo de este suelo,
soy el alegre paisano.
Soy el gaucho campechano
de alma noble y corazón,
que pasiando en redomón
echao pa atrás y muy ancho,
vivo feliz en mi rancho
hecho de paja y terrón
Soy el de cara tostada
que haciendo sonar el basto,
voy acariciando el pasto
y pasando la cañada.
Soy el de juerte mirada,
soy el duro pa morir,
el condenao a vivir
entre sauces y totora,
soy el gaucho que no llora
pero que sabe sentir.

Soy el risueño cantor
que a la música escuchando,
voy con sonrisas cantando
lo más lindo y lo mejor.
Soy también el payador
del lastimero cielito,
que al compás de un estilito,
en horas negras, sin calma,
saca una pena del alma
y la tira al infinito.

Soy el taita que retruca
generoso y altanero,
el que saluda al pampero
con el sombrero en la nuca
el que peliando se educa,
y apriende a golpe y revés,
el perseguido del Juez,
el entenao de esta tierra,
que es el primero en la guerra
pa ser último después.

FLOR DE CAMPO- ELIAS REGULES


Meció su cuna el pampero
sobre silenciosa loma
zahumada por el aroma
del torongil y el romero.
Brotó robando al lucero
sus más relucientes rayos,
tejió la flora los sayos
que orlaron su galanura
y creció con la frescura
de los campos uruguayos.

Allí, en el pobre desierto
corrió su vida sencilla
enredada en la gramilla
del terreno descubierto.
Rozó su pecho inexperto
la sombra de un rumor vago
y contestando a su halago
viose pronto convertida
en violeta preferida
por los donceles del pago.

No se bosqueja en su frente
la causa de su martirio,
no comprende aquel delirio
engendrado de repente.
Pero poderosa siente
una lozana impresión,
la guarda envuelta en pasión
y con acento que quema
se la cuenta a la alhucema
a la salvia y al cedrón.

En el silvestre pensil
la flor luce su hermosura
y es reina de la llanura
por fragante y por gentil.
Su perfume juvenil
con deleite se respira
porque con alma suspira
porque con fe siente pena,
porque quiere como buena
porque no tiene mentira.

SOLOS DEL CAMPO-ELIAS REGULES


Yo soy la silvestre bruma
extendida en la colina,
como faja cristalina
que va derramando espuma,
yo soy la arrogante suma
de soñadas impresiones,
soy la lira de fogones
con cuerdas de agrestes hilos,
soy la que llora en estilos
y canta en los pericones.

Yo soy la ruda poetisa
de la tranquila espesura,
soy la que cantar procura
bajo luz de una sonrisa,
soy la musa que improvisa
con nutridos arsenales,
soy la que en medios rurales
halla el afán que le brota,
yo soy la bruñida nota
que arrojan los pajonales.

Yo soy la flor que se pierde
y que sola se deshoja,
soy la margarita roja
que salpica el campo verde;
yo soy la pena que muerde
sobre un recuerdo esculpido,
soy un arroyo crecido
por la pasión desbordada,
yo soy la sangre tirada
que viene a pedir olvido.

Yo soy la pureza franca
que se ostenta de relieve,
yo soy la gota de nieve
suspendida en la barranca,
soy la margarita blanca
que perfuma el arroyuelo,
soy el impulsivo anhelo
coronado en la victoria,
yo soy la nube de gloria
que Artigas puso en mi suelo.

Yo soy el glauco castillo
que en el monte se guarece,
soy la savia que florece
dentro de un manto amarillo,
soy la flor del espinillo
que prodiga su agasajo,
soy la que tiembla en el gajo
para exhalar un tesoro,
yo soy la cachimba de oro
que brota con el trabajo.

Yo soy la tela de grana
que teje el agua a su lado,
yo soy el raso encarnado
con que el ceibo se engalana,
yo soy la corona sultana
que sus dominios explaya
yo soy la vida que ensaya
su vigor contra reveses,
soy la lluvia de altiveces
que mojó el alma uruguaya.

Yo soy la flor que se pierde,
viento movido y galano,
yo soy el clavel serrano
que en la cumbre balancea,
yo soy el sol que pestañea
sobre la entibiada loma,
soy alambique que toma
fragancias para lucirce,
yo soy la flor que al abrirse
llena los valles de aroma.

Yo soy la flor sin esencia
que saca su azul a flote,
soy la flor del camalote
que vive con indolencia,
soy la de pobre apariencia
que se hamaca en el abismo,
soy el celeste aforismo
que el ansia libre prefiere,
cuando corre el patriotismo.

Yo soy el aire que encierra
todo el vapor desprendido,
yo soy el pasto crecido
con el sudor de la tierra,
yo soy la espina de sierra
que su rastro colorea,
yo soy la inflamada tea
que sobre el campo palpita,
yo soy el pueblo que grita,
cuando su bandera ondea.

PROLOGO DE ELIAS REGULES A "VERSOS CRIOLLOS"

“En las proximidades de aquel arroyo corrieron mis primeras impresiones. Naturaleza con vigores primitivos, marco agreste, verdad de la vida palpitando en la sensación y horizonte de rosa con aleteos de ventura dominaron el cerebro virgen, para consolidar un trono inconmovible, donde reina una huella indeleble y descollante.
Siguió su viaje el tiempo. Trasladado a la capital de la República, regresaba en las vacaciones al paraje de cuna, siempre invariable, siempre galano, siempre atrayente, hasta un especial día que resolvió mi permanencia en sitio lejano y ambiente distinto.
Pasaron diez años. Médico y cabeza de casa, vuelvo a la localidad por pocos días. Anhelo visitar el sitio donde estuvo mi rancho y un paisano amigo me hace saber que nada ha quedado, que sólo hay cardos.
No importa, le contesto. Deseo ir, quiero ver la tierra y el pasto. Me acompaña y cruzando el Paso de la Yeguada pisamos el terreno solitario, que en otras horas tuvo población y movimiento.
Bajé del caballo. Recorrí varias veces lo que había sido escenario de mis días infantiles; y no obstante la mudez del momento, se atropellaron en mi fuero íntimo las fosforescencias de un pasado plácido, que tomó color y aumentó en fragancia con las evocaciones del instante.
La estancia, la población, sus contornos, el campo, los hombres varoniles, las haciendas, las marcas, las señales, la doma, la hierra, la esquila, la madrugada con toque de trabajo y de alegría, la marcha del sol apuntando faenas, la tarde, perdedora de luces, con el recogimiento, acomodo, fogón y referencias que quedan clausuradas, por orden del descanso hasta un nuevo concierto con cantos de gallo.
La pulpería, la reja, la ramada, la concurrencia, las carreras, las riñas, los naipes, la policía, los incidentes, los casamientos, los bautismos, las prendas de lujo y el chisporroteo de una mentalidad, sin cultivo pero grande, evidenciando la alta potencia de la sangre que dejaron los castellanos sobre el suelo de América.
Mis padres, sus caricias, sus cuidados, mis amigos niños, mi nodriza, mis juegos, mis travesuras y mis amigos hombres que se recreaban en enseñarme y en pedirme versos regionales, bajando de su edad para entretenerse unos minutos con las relaciones del Regulito.
El aroma del recuerdo iba adquiriendo tonalidad triste. No lo quería amargo y resolví marcharme. Invité al compañero y salimos.
Silenciosos, descendimos por una ladera, cuando el paisano rompió el mutismo con esta manifestación:
“La verdá, dotor, es que cuando uno ha vivido algunos años en una parte, y se va, y dispués de mucho tiempo pega la güelta, y no hay nada, y se pone a pensar en lo que allí vido y le agradó, a uno se le hace como un ñudo en la garganta”.

Volví a Montevideo y volqué toda el alma en los renglones de ‘Mi tapera’”.

MI TAPERA- ELIAS REGULES


Entre los pastos tirada
como una prenda perdida,
en el silencio escondida
como caricia robada,
completamente rodeada
por el cardo y la flechilla
que como larga golilla
van bajando a la ladera,
está una triste tapera
descansando en la cuchilla.

Allí, en ese suelo fue,
donde mi rancho se alzaba,
donde contento jugaba,
donde a vivir empecé,
donde cantando ensillé
mil veces el pingo mío,
en esas horas de frío
en que la mañana llora
cuando se moja la aurora
con el vapor del rocío.

Donde mi vida pasaba
entre goces verdaderos,
donde en los años primeros
satisfecho retozaba,
donde el ombú conversaba
con la calandria cantora,
donde noche seductora
cuidó el sueño de mi cuna
con un beso de la luna
sobre el techo de totora.

Donde resurgen valientes,
mezcladas con los terrones
las rosadas ilusiones
de mis horas inocentes;
donde delirios sonrientes
brotar a millares vi,
donde palpitar sentí,
llenas de afecto profundo,
cosas chicas para el mundo
pero grandes para mí.

Donde el aire perfumado
está de risas escrito
y donde en cada pastito
hay un recuerdo clavado;
tapera que mi pasado,
con colores de amapola
entusiasmada enarbola
y que siempre que la miro
dejo sobre ella un suspiro
para que no esté tan sola.

EL MATE-VICENTE EDUARDO TORRES (ARG.)


Lo que le voy a contar
no crea que es disparate.
Yo me siento a tomar mate,
no importa el tiempo que pierda.
Teniendo azúcar y yerba
y agua hervida en la pavita,
en el suelo unas bracitas
pa’ que no se vaya a enfriar.
Así lo suelo pasar,
mateando todito el día
sentao a la sombra del rancho,
junto a mi prenda querida.
Es una costumbre gaucha
el tomar mate, aparcero.
Toma el criollo, el extranjero,
del día que lo inventaron
hasta los indios tomaron
a pesar de su ignorancia.
En la ciudad, en la estancia.
es costumbre muy sencilla
el mate con sopaipilla
a todo gaucho lo alegra.
Así decían tres criollos
Santos Vega, Martín Fierro
y también don Juan Moreira.
Por eso, amigo, lo que le digo
que pa’ matear soy “güenón”.
Me tomo cien de un tirón
y sin cambiarle la yerba.
Y pa’ que el sabor no pierda
un yuyito le pongo.
Y a una pava que tengo
tres litros de agua le echo.
Y así, mi amigo, me tomo
quinientos mates al día.
Esto que le voy a decir,
ya que entre criollos estamos,
Eduardo Torres me llamo
y no ando con disparates.
Lo poco que sé del mate,
amigo se lo conté,
si gusta visitarme
juntos vamos a matear
el día entero los dos.
Y sepa que a este “Negro”
a tomar mate, mi amigo,
ningún criollo lo venció.

abril 17, 2010

Conté Mis Años

"..Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí
en adelante que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las
primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban
pocas, comenzó a saborearlas profundamente.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades. No quiero estar en
reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a maniobreros y ventajeros. Me molestan los envidiosos que
tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus
lugares, talentos y logros.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten
estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que
no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su
edad cronológica, no han crecido.

Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un
majestuoso cargo. Las personas no discuten contenidos, no, apenas los
títulos. Y mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...

Sin muchas golosinas en el paquete,
Quiero vivir al lado de gente humana fuerte.

Que sepa reír de sus errores.

Que no se envanezca con sus triunfos.

Que no se considere electa antes de hora.

Que no huya de sus responsabilidades.

Que defienda la dignidad del hombre.

Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Caminar junto a cosas y personas de verdad, disfrutando de un afecto
absoluto y sin fraudes, nunca será pérdida de tiempo.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas.

Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con
toques suaves en el alma

Sí… ¡tengo prisa! por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar

Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan.

Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos
y con mi conciencia.

Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás..... "
MARIO DE ANDRADE 1893-1945
Poeta novelista ensayista y musicólogo brasileño

enero 16, 2010

Algun comentario del Rancho 'e la Cambicha

El rancho 'e la Cambicha es una conocida canción del folklore argentino, escrita por Mario Millán Medina (1913-1977), que dio origen a un nuevo género musical, el rasguido doble. Fue también la primera canción folklórica en haber obtenido un éxito masivo, con la interpretación de Antonio Tormo en 1950. Con ella se inicia el período conocido como boom del folklore en la música popular de Argentina.

Mario Millán Medina fue cantante, guitarrista y prolífico compositor correntino, que se distinguió por el humor que incluía en sus composiciones, por lo que se le considera creador del chamamé festivo. Además de El rancho 'e la Cambicha, su canción de mayor éxito, compuso otros temas que alcanzaron la difusión masiva, habiendo sido el primero de ellos "El recluta" (1940), y luego "La guampada", "El sargento Sapo", "Mi ponchillo colorado", "Fortín solo", "Caraícho", "El burro", etc.
El gaucho relata su preparación y expresa su excitación frente al hecho de que esa noche habrá baile en el rancho de la Cambicha. La Cambicha, según cuenta el propio Millán Medina en la versión de la canción grabada en 1953, era una payesera, es decir una hechicera, que tenía su rancho en las afueras del pueblo;[6] Emilio Noya, en su libro Historiando cantares, cuenta que se trata de Cambicha Moreyra, quien regenteaba en la década de 1940 un boliche en las afueras de Goya,[7] que Virginia Ibarrola, la viuda de Millán Medina, precisó que se encontraba frente a la casa de su abuelo.[8]

"Cambicha" es un diminutivo cariñoso y femenino equivalente a Negrita, que proviene de la palabra cambá, termino guaraní para designar a las personas de piel oscura o negra.

La letra describe con realismo el ambiente festivo y picaresco del baile, que se realizará esa noche y que el relator describe imaginándolo y anticipándose al mismo. En la primera parte de la canción se refiere al baile mismo, describiendo la forma en que los entrerrianos (los tagüé) bailan el chamamé ("chamamé milongueado", "troteando despacito"), haciendo mención al sobrepaso, uno de los pasos característicos del chamamé.

En la segunda parte, se refiere detalladamente a la vestimenta que usará: camisa planchada ("camisa 'e plancha"), bombacha bataraza característica del hombre de campo argentino, pañuelo celeste al cuello, faja roja, alpargatas y sombrero de ala (bien aludo) en cuyo cintillo colocará una flor. Como remate el gaucho llevará al baile un frasco de Agua Florida (Florida Water), la mundialmente famosa agua perfumada de origen estadounidense, con el fin de rociar con ella a las jóvenes (las guainas); y un paquete de pastillas, para convidar. Su expectativa entonces es llegar a bailar esa noche "con la dama más mejor".

En el estribillo, la letra se refiere a las bromas y la alegría de la fiesta ("van a estar lindas las chanzas"), incluyendo la expresión "ja ja ja ja" como segundo verso -elemento que caracteriza la canción al ser interpretada-, y a continuación menciona la seducción que esa noche desplegará ("le hablaré lindo a las guainas").

En el rancho 'e la Cambicha Mario Millan Medina ( argentino )

Esta noche que hay baile
en el rancho 'e la cambicha,
chamamé de sobrepaso
tangueadito bailaré.

Chamamé milongueado
al estilo oriental,
troteando despacito
como bailan los tagüé.

Al compás de acordeona
bailaré el rasguido doble,
troteando despacito
este doble chamamé.

Y esta noche de alegría
con la dama más mejor
en el rancho 'e la cambicha
al trotecito tanguearé.

Van a estar lindas las chianzas,
Le hablaré lindo a las guainas
para hacerles suspirar.

Luciré camisa 'e plancha,
mi pañuelo azul celeste,
mi bombacha bataraza
que esta noche estrenaré.

Mi sombrero bien aludo,
una flor en el cintillo,
una faja colorada
y alpargatas llevaré.

Un frasco de agua florida
para echarle a las guainas
y un paquete de pastillas
que a todas convidaré.

Y esta noche de alegría
con la dama más mejor
en el rancho 'e la cambicha
al trotecito tanguearé.

Van a estar lindas las chianzas,
Le hablaré lindo a las guainas
para hacerles suspirar.

enero 03, 2010

MODESTIA APARTE DE WENCESLAO VARELA


Como vanguardi’aguerrida traigo mi poco saber,
aprendido al recorrer los caminos de la vida.
De humilde cuna, mecida bajo techo de humildá,
que aguantó la tempestá, los años y la pobreza,
traigo: valor, entereza, y amor a la libertá.

Y soy, de poncho y espuela sobre cualquier redomón,
uno más de mi nación con la vida por escuela,
el que a versos y vigüela con nudos y disonancias
en poblados o en estancias se cortó solo, a lo entero,
con modestia o altanero asegún las circunstancias.

Cuando encuentro un reserváo d’esos que ninguno ensilla,
es, pa’mi, cosa sencilla dejarlo, a espuela, charquito.
Cuando topo un mal habláo con fama de aguantador,
le hablo a solas “con amor” qu’es bueno pa’dominar,
y, si no quiere aflojar, lo sé llamar al rigor.

En rueda’e “monte”, prefiero apuntar a la menor,
y si salgo ganador rescato cuando yo quiero.
En la taba soy certero y muy cebao a ganar,
durísimo de aguantar cuando el güeso es de mi gusto.
De ver plata, no me asusto, cuando me afirmo a “clavar”.

Jamás, con mi moro, arrollo si d’entro en una carrera;
con “rastras” no armo cuadrera porque teng’orgullo criollo.
Salir “de abajo” es un “bollo”, cuando quiero corto luz,
“fiador”, “pescuezo”, “testuz” los saco justo, pues no!
siempre que lo corra yo, que me hago un ñudo en la cruz.

Y pialando a medio lazo en un rodeo parao
soy seguro pa’l “volcáo” y pa’l “revés” segurazo!
En elogios a mi brazo se ha gastáo gente campera,
pues pa’guampiar campo ajuera soy cosa que “ni d’encargo”,
aunque tengo un lazo largo como legua brasilera.

En ruedas de pericón, como en versos, no me achico;
echo, apenas abro el pico, pa’mi láo un corazón.
La endulzo a conversación porque mi labia no es poca,
y si una “taura” me toca, d’esas que andan coqueteando,
me l’arrincono bailando hasta que “le copo en boca”.

En amores, nunca dejo que naides me pida cuenta;
que los “quince a los cuarenta” me dio por remedio un viejo.
Voy ‘end’entonces parejo sin faltar a mis deberes,
pues en cuestión de quereres, da más la fama qu’el oro…
He dejáo “lunanco” el moro de tanto cargar mujeres!

A todo el mundo respeto, dende chico he respetáo,
pero cuando estoy mamáo mejor que me dejen quieto.
Ande me apretan, aprieto, y soy duro p’apretar.
Van a tener que aguantar, y es maña vieja que tengo:
a malas ni voy ni vengo ni me dejo “coroniar”.

Que se abra cancha el caudillo con las púas como gallo
y los baguales con callo Del bocáo sobr’el colmillo…
Le saco el cuerpo al cuchillo, tranquilo paro el “hachazo”,
a las mujeres… a abrazos –hijo de bárbara escuela-
a los baguales… a espuela, y a los malos… a ponchazos!

EL PEDIDO DE WENCESLAO VARELA

Mándeme en nombre paisano de la amistad de nosotros
un par de botas de potro bien graniaditas a mano.
Bolee cualquier orejano, cuando salga a las laderas,
encebe bien sus potreras y le ajunta los garrones,
sobran por esas regiones crudos pa´engordar bicheras.

Aunque usté sabe cueriar tenga cuidado al sacarla
y sobre todo al lonjiarla, no me las vaya a cortar
las quiero pa´zapatiar con mis espuelas de plata
y aunque pueda creer que a gatas me asujeto los garrones
sepa q´en los pericones me baja el alma a las patas.

Póngaselas con rocío usté q´es medio patón
me les amolda el garrón a lo justo p´al pie mío
en su sabencia confío gaucho prolijo lo sé
las punteras cuésale con un pespunte Oriental
y no deje delantal que estribo con todo el pie.

No les haga de botón las guasquillas de jareta
porque mis dedos macetas no sirven pa´ un apurón
las prefiero de correón pál hombre que anda en baguales
y aunque no es muy de Orientales son fácil de desatar
ñudo pampa de acortar: dos tientos en dos ojales.

Pa´estreno les voy a atar mis enormes nazarenas
con cabrestos de cadena o alzaprima de ajustar
un crudo voy a ensillar pa´ lucirlas si él me deja
tengo la costumbre vieja que cuando voy jineteando
corro la pata espueliando hasta el tronco de la oreja.

Cuando me las traiga vamos a asar un buen costillar
chupando sin apurar pa´ver si no nos mamamos,
porque si a hablar empezamos de yerras ,de jineteadas,
pericones y payadas y estancias que conocemos;
es seguro que tendremos el chifle a las testeriadas.

TU PONCHO DE WENCESLAO VARELA

Tu poncho está en mi pasao, y es como aquel que lucí
en los tiempos que viví “diez años sobre el recao”.
A “punto pampa” bordao, y es lujo sobre el gauchaje.
Me lo pongo en homenaje a tu amistad criolla y fiel.
Me parece estar con él en los toldos del indiaje.

Tu poncho estará conmigo si llega el invierno helao;
soñaré con él tapao en la amistad del amigo.
Dará a mi vejez abrigo hasta que Dios lo permita;
y, si a la noche infinita entro pronto, irá terciao
conmigo sobre el recao como una cosa bendita.

Él ha de entibiar mis manos domadoras y baquianas
de las seis cuerdas hermanas y hermanas de mis paisanos.
Entibiará los arcanos de mi largo galopear;
será en mi niño soñar tibio alón, criolla bandera
que haré flamear ande quiera en valiente tremolar.

Mi frío con él combato y me creo que es, hermano,
aquel poncho tucumano de Generoso Damatto.
A mis versadas lo ato con un ñudo potreador.
Lo llevo cantando flor del rancho a la pulpería.
Lo luzco, como lo hacía en mi ayer de domador.

EL CURANDERO -SANTOS GARRIDO (GUILLERMO CUADRI)


PRIMERA LESION Bi’ a darles aquí un consejo y que me atiendan les pido:saben que soy conocido como curandero biejo.Y me da rabia, ¡canejo!ver que a pesar de los añossiempre crén en los engañosque áhi tiene la medesina…y que ajuera, cualquier china sabe curar hasta “daños”. Hay que dejars’ e bobiar pá crér en la realidá,y náides en la siudá puede saber pá enseñar.¡Si la sensia de curarno se apriende a los tirones!Y aunque aleguen los nasiones esta machasa berdá:¡Pá cualquier enfermedá bastan yuyos y orasiones!.Pá que vean que soy macho sin mañas y malas tretas, bi’ á darles unas resetas,y abran el ojo, ¡caracho!:Pá curar cualquier empacho un dotor no sabe nada,yo, con pesuña quemada,yerba ‘el poyo y santiguao dejo el empacho curao sin tener una fayada.No hay nada más aprobao pá curar del padrejón,que’l hinojo y el sedrón con algún manipulao.El saúco pál refriao;pá sabañones, la ortiga;marsela pá la barriga,y mejor remedio no hayo que arasá y cola e’ cabayo pá riñones y vejiga.Pá golpes con maguyones cardo santo y guaycurú,y cambará y urusú pál pecho y pá los pulmones.Pá los hígados, barones,es una espesialidá la sepa. Y el ñapindá pá la sangre’s maravilla,mesclao con zarzaparrilla,con caroba y con el yuá.Pá partos, bahos de artemisa;pá las fiebres, susoayá,y réis de burucuyá a la vejiga suabisa.Al estantino lo alisa la oreja ‘e tigre, en pomada;pá coyuntura sacada la leche del higuerón y al gran apio simarrón pá tuita herida infestada.Yerba e´la piedra y yantén pá yagas y escaldaduras,y el sipó a las picaduras las cura en un santiamén.Al estómago hase bien un tesito de culé;o al mentao ñangapiré,el pueyo y la yerba güena,y pá curar la cangrena seibo berde y aguapé.Sé bencer las “ligaduras”aunque tenga beinte años,y lo mesmo curo “daños”que “mal’ diojo” y “saladuras”.Mas corto estas escrituras que ya largas mi han salido;disiando ser compren en tuito lo dicho acá,con juersa, la mano ba del biejo SANTOS GARRIDO.


SEGUNDA LESIONEn segunda repetidade punta ba mi bagualy no safan de’ este pialen tuita la perra vida.Quedó la sensi’abatida-que al fin es pura miseria-la cosa se ha puesto seriacon tuito lo qu’escrebí;disculpen, si los partí,“lo mesmo que chancho en feria”.Dejuro los he bandiaoy en decir han conbenido:¡Ah biejo! ¡Si habrá tenido“mucho sarandí cortao”!Si, gurises: soy mentaoen sanar “daños” y males.Y “al ñudo son los candiales”,que’en el arte de curar,el que me pueda igualar“si ha nasido está en pañales”.Echenm’el dotor más serio, que, pa’ santiguaos, lo chingo;como a toscazo de gringolo he de partir por el medio.Y pa’ ustedes no hay rimedio:aunque les cuelgue la baba,no pueden ponerme trabapues no tienen, pá consuelo,“lo que queda contra el suelocuando echa suerte la taba”.Güeno, paisanos, perdón:resién caigo en la boltiadaque no les he dicho nadade la segunda lesión.¡Se me ju’en entrodusiónhasta la raya el “bichoco”!Si me descuido no tocola cosa más prensipal;pero, aunque fieraso y mal,bi’á enseñarles otro poco.Al “pasmo rial”, Don Garridolo cura, presto y sin yerro,con bosta blanca de perroy abrojo grande cosido.Pá la tisiria, es sabido,un rimedio muy mentao,pues yo siempre lo he curao,-por más bellaca que sea-colgando en la chimeneaun trapo e’ lana… mojao…El pujo más soberano-y a mi esperensia me afierro-con paico y con pelo e’ perrocura como con la mano.Y pa’ curar cualquier granola yerba ‘el bicho es sin par;pa’ la yel yo suel’usarcanchalagua y parietaria,y pa’ echar la solitariael ajenjo ¡ni qué hablar”Pa’ la “mala enfermedá”-lo mesmo nueba que bieja-el quelpe, yerba ‘e la obeja,la miona y el socará.Una pomada e’ verdápa’ curar la disipelase hase, friendo con cautela,seis hojas de moralito,otras tantas di ocalitoy un poco de sebo ‘e bela.Gúeno, con Dios mis paisanos;yo con la Birgen me quedo.Por hoy salgo d’este enriedoy doy descanso a mis manos.Desiando qu’estén, hermanos,contentos di haber nasidoresiban, como despido,con tuita sinseridá,un guascaso de amistádel biejo SANTOS GARRIDO.


TERCERA LESIONEn las prosiadas camperasdisen que no hay dos sin tres,y por eso es que otra besgüelbo a las mesmas taperas.Estas lesiones terserasapriéndolás de memoria;de los libros –pura escoria-nada güeno han de sacar;atiendan, bi’a comensar,que ansí s’ escribe la historia:El “mal de piedra” se irácon cola ‘e yegua y junquiyoy pa’l flato, el doradiyocon la flor d’hinojo, ba.L’ayuda siempre se dacon malba, qu’es más que güena.la sensitiba despenatuito dolor de basido,y pa’ curarse un nasidoatráquenlé a la berbena.Si l’asma da sofocónse pita un sigarro chicohecho con flor de chamicoo con las del floripón.Pa’ curarse un sabañónse pone’en el jueg’ un ratoun poco ‘e tuna, en un plato,dispués se refriega juerte.y pa’l orsuelo es la muerte,la cruz con la cola ‘el gato.Si un enfermo ha e’ traspiraren cuanto en la cama s’eche,dénle borraja con leche,qu’en fija lo hase sudar.El toronjil, ¡ni qué hablar!es güeno pa’l corazón;el berro ayuda’al pulmóncuando afloja o s’importuna,y pa’ la tos más perruna,el guaco con el sedrón.¿La masa e’la sangre’es mala?Aquí sí que yo destacola raspadura ‘e guayaco,por que nadita la iguala.Si el empacho lo refala,metan buche di abestrúsque es güeno como la lus.Y si un parto deja “guías”usen la “siete sangrías”que cura en un repelús.Durasniyo blanco aprieta pa’ fiebr’en los chinchulines.y pa’ sarna y arestines,yerba ‘el sierbo y la bioleta.A una muela que s’ inquietasiempre la congona cura,y si una puntada apura,-sobre todo po’ el pulmón-las “tres hojas” tienen donde medesina segura.La enfermedá e’ la peladacura con agua di ortiga;pa’ catarros con fatigal’anacagüita es mentada.Ajo y cáscare ‘e granadapa’ las lumbrises es güeno.Y si el estómago yenode susiedá, se desgana,está la flor de bardanaque purga y saca el beneno.Terrestre y Santa Lusíapa’ cuando el ojo s’embroye;cáscara e’ sause y de moyeson, p’al riñón, de balía.Pa’ redotar l’ardentíaqu’en la vejiga se ensaña,no hay nomás que darse mañapa’ herbir un rato, con tino,garbanzos, semiya ‘e lino,réis de membrillo y de caña.Si la comida no asienta,y se regúelda, de yeno,se hace un mate, ¡cumba ‘e güeno!con la pitanga y la menta.Cuando la mosc’anda’ambrientay le abicha, en el berano,las narices de un paisano,con solo un puñao de albacade las ñatas se la sacahasta el último gusano.Esto puede les importe:pa’ vivir mucho, ¡es un hecho!dormir siempre al lao derechocon la cabesa p’al norte.No hay miedo se les acortela vida, si han comprendido.Y al ver un ser que, transido d’enfermedá, se acoquina,recuerden la medesinadel biejo SANTOS GARRIDO.CUARTA LESIONNo les b’a baler la sensiaporque aura me arremangoles bi’á sumir hasta el mangola daga de mi esperensia.Paisanos, tengan pasensiay escuchen con atensióna este gaucho bejancónque del libro ‘el campo abierto,les manda, con tuito asiertoesta última lesión.Pa’ la sangre nada igualaa lo que les digo aquí:caroba, tembetarí,coroniya y calanguala.De los ojos, cosa malasiempre el naranjillo saca.Y cuando el riñón s’empacanunca quedar’ en desaire,si usan el clabel del aireo la pesuña de baca.Pa’ heridas, la carnisera,yerba santa y yerba ‘el mote,el mercurio y el timoteson ¡ahijuna! de primera.A los ñerbos, ¡es sonsera!el igna siempre mejora.La úlsura más traidoracon guiñame se ha curaoy p’al agayón pasmaola réis de la zarzamora.Tamién paisanos les juro,-y ¡canejo!, créanmé-que con solo un “yaguané”a la tisiria la curo.Rimedio güeno y siguropa’ curar la pajariyaes San Juan y mansaniya,y pa’l mal de la vejiga,está demás que les digaqu’es barba ‘e choclo y ramiya.Una cosa muy probadapa’l aire de la cabesa,son hojas de salbia gruesacon sebo de riñonada.Al estantino, ¡es bobada!la consuelda curará,si con barba ‘e palo está misturada con maestría,y pa’ la tisiqueríael paéira y cambará.Pa’l cáncer, la cancerosatomar, con cola ‘e lagarto.Y la manrubia, pa’l partoli hase más fásil la cosa.La ruda macho es famosacuando la “madre” se aqueja.Pa’ los dolores de orejacon bahos de romero cuento,y pa’ curar un “asiento”,tártago y yerba ‘e la obeja.Acá les apunto unamacanuda medesinapa’ cuando sufre una chinapor poca juersa ‘e la luna:Una tisana ‘e fortunase hase di un modo sensiyo,con un gajo de tomiyo,yerba ‘e la perdís, un tanto,la charrúa, el cardo santo,y el guaycurú y culandriyo.Pa’l romatismo, la grasade perro negro es muy güena,la e’ lagarto tamién llenal’aspirasión, por güenasa.La tos convulsa se pasatomando la carquejiya,y el catarro u areniyaqu’en la bejig’ hasen cama,se curan con la retama,golondrina y doradiya.Contra-yerba metanlési tienen cólico ‘e mate,y pa’ qu’el coto se achategrase ‘e cuervo frieguenlé.Miles verrugas curécon sangre de sapo escuerso.y aunqu’esto lo diga en berso,pa’ tuito interno dolor,yo me réio del dotor:“Más fe le tengo al mastuerso”Yagas biejas y emperradasa la fija curaránsi con el palán-palánles yeban cargas serradas.Compriendan bien mis bersiadases tuito lo que les pido;no echen nuca en el olbidolo que pa’ustedes he’scrito,que aura les dice: ¡Adiosito”el biejo SANTOS GARRIDO.