agosto 28, 2010

ELIAS REGULES- SIN DERECHOS

Como gladiador cansado
Pierde las fuerzas el día,
Perfumando su agonía
El fresco soplo del prado.
Queda el oriente pintado
Por penumbras, con derroche;
Y en actitud de reproche,
Cuadrado el sol, de soslayo
Recoge su último rayo
Al presentarse la noche.

Con nuevo impulso verdea
La flora de la campaña,
Quebrando con faz huraña
Despojos de luz pigmea;
El pastizal parpadea
Sobre la inculta colina
En las regiones campestres,
Sueltan las aves silvestres
Su plegaria repentina.

Por apretado sendero
Sale del monte un jinete
Rompiendo el tupido brete
Del pajonal majadero.
Tema, recela y ligero,
Casi en pleno desvarío,
Le tira al campo y al río,
Á la izquierda y la derecha,
Una mirada de flecha
Que va á sondar el vacío.

Es desertor. Su delito
Le impone firme misterio
Y huyendo del cautiverio
Anda sin rumbo y solito.
Por las penuria marchito
Busca saludable riesgo;
Y en brutal desasosiego
Cuando el sentimiento brama,
Oye un rancho que lo llama
Con clamores de fuego.

Allá vá. Sabe segura
Que el sable lo pastorea,
Que es desigual la pelea,
Que es muy amargo el apuro.
Pero, gaucho fuerte y duro
Lleva un propósito fijo,
Guarda un tierno regocijo
Que lo arrastra desde lejos,
Hay en el rancho dos viejos
Que no los olvida el hijo.

Entre dudas y temores
Pisa la choza querida
Donde sembró su partida
Desalientos y dolores.
Toca á sus progenitores
con sobresalto sincero;
Y en el silencio campero,
Como indudable noticia,
Salta una franca caricia
Que se le escapa al matrero.

Es muy corta la visita
Porque lo quiere la suerte
Pues un pampero de muerte
Sobre su cuerpo palpita.
De la pareja bendita
Se despide sin rudeza;
Y al resolver con firmeza
Regresar á su retiro,
Monta llevando un suspiro
Para matar su tristeza.

Vuelve solo á la guarida,
Conquista de independencia
Preparado á la violencia
Y á vender cara su vida.
Nadie lo ampara ni cuida;
Nadie le ofrece perdón,
Que la carne de cañón
Y el siervo de mil señores,
No tiene mas defensores
Que su astucia y su facón.

ELIAS REGULES- “¿Por qué?

(abril 22 de 1896)

Al fecundo literato que firma Calisto El Ñato
En la extensión dilatada
De verde pasto cubierta,
En la superficie abierta
De la campaña quebrada
En la inmensa regada
Por el sosiego inaudito,
Como capricho fortuito
Surgiendo de vez en cuando,
Dos ranchos se están mirando
Al través de un arroyito.

En uno nació Julián,
El doncel de la pradera,
Gaucho de frase sincera
Puesta en cuerpo de titán;
En el otro con afán
Dieron el pecho á Ramón,
Un fornido mocetón
De trato sencillo y llano,
Tipo hermoso de paisano
Por estampa y corazón.

Juntos sintieron pasar
Entre el ruido de la estancia,
Los abriles de la infancia,
Las caricias del hogar;
Juntos pudieron mezclar
Sus expanciones nacientes;
Juntos miraron ardientes
Sus dolores y alegrías;
Juntos llenaron los días
Con sus juegos inocentes.

Y al pisar en el abismo
De la lucha por la vida
Donde tiene su guarida
La legión del egoísmo
Rayaba en el fanatismo
La unión de sus afecciones,
Y las mismas emociones
Brotaban entrelazadas
En dos mentes vinculadas
Por iguales impulsiones.

Pero, la guerra civil
Vino, repleta de saña,
A sacudir la campaña,
Con un empuje febril.
Y el arrojo varonil
De la pareja mentada
Dejó una historia cortada
Al usar en forma franca,
Julián la divisa blanca
Y Ramón la colorada.

Los ejércitos contrarios
Se hallan enfrente, por fin,
Y pide sangre el clarín
Por dos trapos funerarios.
Con bríos extraordinarios
Se columpian las melenas,
Y sembrando luto y penas
Al escuchar voz de mando,
Van las lanzas viboreando
Por ambiciones ajenas.

En la ruda dispersión
De aquel combate imponente,
Julián se vio de repente
Cara á cara con Ramón.
Una extraña sensación
Vino el cuadro á colorar,
Y llegándose á abrazar
Sin reparo ni testigos
Se dijeron los amigos:
¿Por qué nos hemos de odiar?”

ELIAS REGULES-SIGA LA HUELLA!


Lamina de Palcampo
(octubre 27 de 1895)

Serena noche de estío
Sobre los campos gravita,
Y el fresco césped dormita
Con arrullos del rocío.
La luna, de su atavío,
Tira girones al suelo;
Y como inmenso pañuelo,
De un polo al otro estirado,
Muestra sus forro estrellado
El negro poncho del cielo.

En el llano y en la loma,
Con ademán soñoliento,
Deja la brisa su aliento
Lleno de silvestre aroma.
Por todas partes asoma
Una calma indefinida,
Y la canción repetida
Del terutero risueño
Surje como tierno ensueño
De la campaña dormida.

Cual mensajera secreta,
Que marcha con desconfianza,
Mueve sus ruedas y avanza
Una pesada carreta.
Su corpulencia de atleta
Pide un viaje paulatino,
Y al proseguir su destino,
Solitaria y lentamente,
Deja una huella patente
Culebreando en el camino.

Aquella mole se agita
Sobre piedras y terrones,
Cumpliendo las precauciones
Que su masa necesita.
Salva una zanja maldita
Con vaivén muy calculado,
Ya se inclina de un costado,
Ya se detiene en la brecha,
Y al fin, entera y derecha
Rueda en sendero trillado.

Salta del eje un lamento
Con pretensión de gemido,
Y un ínvariable crujido
Acompaña el movimiento.
Retumba el sonoro acento
Del conductor majadero
Y como frase de acero
Que se interpone tirana,
Va cimbrando la picana
Sobre el hombro del carrero.

Llega á un paso y blandamente
Como en terreno seguro,
Sin atropello ni apuro
Se desliza en la pendiente.
Corta la suave corriente
Bañando a veces su lecho;
Y un buen grito de provecho,
Pegando á los delanteros,
Levanta los pertigueros
Para subir el repecho.

El monótono rumor
De la marcha se acentúa
Y tranquilo continua
En el flanco el director
Su alarde de trovador
Queda pronto descubierto,
Y formulando un concierto
De alegrías y pesares,
Desparrama sus cantares
En el medio del desierto.

Corren las horas cortando
La longitud de la vida,
Y blanca faja tendida
Va el horizonte pintado.
Sale el sol con voz de mando;
Y al despedir la alborada,
Hace soltar la boyada,
Ordenándole al carrero
Que junte su apero
Fuerzas para otra jornada.

ELIAS REGULES- Contestacion a Julian Perujo y el viejo Calisto

(setiembre 11 de 1895)

Con generosa atención

Y a una fineza exquisita,

Me piden una cuartíta

Para prenderla al Fogón

Esa hidalga petición

Es un recurso al nudo

Pues, el empuje morrudo,

De la yunta delantera

Basta y sobra donde quiera

Para salir de un peludo.



Ustedes que, en vigor pleno,

En mucho pago han corrido

Y á la raya se han venido

Haciendo temblar el freno

Ustedes que tiempo bueno,

Han dado en toda ocasión,

Y que tienen con razón

Fama vieja y pistonuda,

No necesitan la ayuda

De un potranco barrigón.



Pero, por corresponder

A tan honroso pedido,

Que debe ser recibido

Con espontáneo placer,

Me empezaré á componer

Poniendo cuidado y tino,

Y aunque el éxito adivino

Yá que el momento me obliga,

Levantaré la barriga

Para evitar en el camino.



Lo que yo pueda pintar,

Con deslucidos colores,

De los gigantes actores

Que aquí supieron brillar,

Lo que conviene enseñar

A los nacidos de ayer,

Lo que se debe ofrecer,

Lo que se puede decir,

Hay que saberlo sentir

Para llegarlo á entender.



Nadie levanta al gauchaje,

Entre la ciudad florida,

Como bandera atrevida

De propaganda salvaje,

Se hace como un homenaje

Merecido y natural

A la ley universal.

Que impone sin condiciones

Tener vivas afecciones

Por el suelo nacional.



En el poncho y en la bota

Y en el cinto y en la espuela

No vá encerrada un escuela

De barbarie ó de chacota,

Vá un recuerdo persistente

Que, para honor del presente,

Las grandes prendas demuestra

De una raza, que es la nuestra,

Viva, sensible y valiente.



Yo elogio la ilustración

Y á sus ventajas me amparo,

Como lo prueban bien claro

Mi vida y mi profesión

Pero la alta perfección

Que en la cultura se encierra

No ha sido grito de guerra

Para matar en mi pecho

El gusto franco y derecho

Por las cosas de mi tierra.



El verdadero adelanto

Con la positiva ciencia

Debe nutrir la tendencia

Que dá un sentimiento santo,

Y sí, con cruel desencanto

Falsa civilización

Pide su condenación,

No hay que aplaudir la proeza

De alimentar la cabeza

Marchitando el corazón.



Ya ven que no me lastima

El que con golpe de clavo

Me diga gaucho, algún pavo

Para ponérseme encima.

Llevo templada la prima

Y no me pienso asustar,

Ya termine de ensillar,

Tango la rienda en las manos,

Que suene el clarín paisanos

Y empecemos á marchar.

Poema para un bello nombre de Atahualpa Yupanqui

Que bello nombre es tu nombre, Uruguay
Sonora como una fruta salvaje
de áspera piel, apretada de jugos,
sol y carne, con sangre azucarada
Voz de paisajes, de escondidos ríos,
voz para que la digan
los hombres en la noche
como una consigna,
una sola divisa desplegada,
Uruguay

( segmento del poema)

Juan Pedro Lopez- Para quererte nací

con arreglo de Cifra la cantan Gardel/Razzano
Letra: Francisco Martino / Juan Pedro López

Sos la tibia resolana (bis)
que calienta mi existir
la que no me hace sentir
el frío de la mañana.
Sos grueso poncho de lana
que cobija mi osamenta
contra la ruda tormenta
de la vida borrascosa,
la que en noche tenebrosa
la paz de mi alma sustenta.

Quisiera desparramar (bis)
florcitas por tu camino,
para que tu pie divino
no se fuera a lastimar.
Yo te quisiera explicar,
pero explicarme no acierto,
porque sos el cielo abierto
donde quisiera subir
pa’ allí quedarme a vivir
como paria en el desierto.

Yo pa’ quererte he nacido (bis)
paloma del alma mía.
Soy matrero y quién diría
que vos sola me has vencido.
Un amor desconocido
siento que mi amor provoca
y con una juerza loca
siento que me rompe el alma
y sólo encuentro la calma
cuando te beso en la boca.

agosto 20, 2010

EL BENTEVEO-SERAFIN J. GARCIA

BENTEVEO, SIEMPRE ESTÁS
JUGANDO A LAS ESCONDIDAS;
BENTEVEO DE MAÑANA,
DE TARDE Y AL MEDIO DÍA;
BENTEVEO, CUAL SI TODAS
LAS AVES DE LA CAMPIÑA,
SE ESCONDIERAN A TU PASO
PERO NUNCA ANTE TU VISTA.

ERES UN POCO GROTESCO;
PICO GRANDE, CABEZON;
Y ADEMAS ESCANDALOSO,
AUDAZ Y ALBOROTADOR;
CON UNA VINCHA EN LA FRENTE,
COMO CURANDO EL DOLOR
DE CABEZA, QUE A TI MISMO
TE CAUSAS POR LO GRITON.

MAS NO QUIERO SER INJUSTO,
Y TE DIGO SIN RUBOR
QUE TIENES BELLOS COLORES
COLOR TIERRA, COLOR SOL;
Y LA VINCHA BLANCA QUE USAS CON DOLOR O SIN DOLOR
TE SIENTA BASTANTE BIEN
(NO ES PORQUE LO DIGA YO)

¿QUE BUENA VIDA QUE PASAS,
PAJARRACO COMILON,
FRUTAS , INSECTOS, SEMILLAS,
DESPERDICIOS, QUE SE YO!
HASTA PECECITOS COMES
EN TU AFAN ENGULLIDOR,
TAN "VIVITOS Y COLEANDO"
QUE CAUSAS INDIGNACION
POR TU CRUELDAD DE MAS FUERTE,
¡ SI NO TIENES CORAZON!

POR ESO ES QUE TE HAN CAMBIADO
EL NOMBRE, PRESUMO YO,
Y TE LLAMAN "BICHO FEO"
CON MUCHISIMA RAZON.

EL SABIA Y EL ZORZAL- SERAFIN J. GARCIA

HERMANOS O PRIMOS HERMANOS,
PORQUE PARECIDOS SON
EN LA FORMA Y EN EL CANTO
CON EXCEPCION DEL COLOR

EL SABIA ES GRIS, PECHO CLARO
EL ZORZAL, LOMO MARRON
U EL PECHO COLOR LADRILLO
CON TIBIEZAS DE FOGON

UNO CLARO, OTRO ROJIZO,
Y POR ESO PIENSO YO
QUE UNO SE MANCHÓ DE LUNA
Y OTRO SE MANCHÓ DEL SOL

AMBOS SILBAN AL CANTAR
-SILBOS DE SALVAJE SON-
DULCE Y AGRESTE SILBAR
QUE ME ATA EL CORAZON

PORQUE SON LARGAS HILACHAS
LARGAS HEBRAS DE DULZOR
Y QUE AL PAR SILBADO VOY.

COL EL ALBA DESANUDA,
SUS HEBRAS DE DULCE SON
COMO DESATANDO AL DIA
PARA QUE LE ENTRE EL SOL;

Y AL LLEGAR LA NOCHECITA,
-LUNA, ESTRELLA Y ORACION-
VUELVEN A ANUDAR SUS CANTOS
CON INFINITO DULZOR;

Y UNO DICE:BUENAS NOCHES,
LUNA DE CLARO COLOR;
Y OTRO DICE: HASTA MAÑANA,
SOL ROJIZO COMO YO.

agosto 12, 2010

EL CUENTO DE JUAN CORAZON. OSIRIS RODRIGUEZ CASTILLOS

Había una vez dos amigos, crecieron juntos los dos,
Juan Corazón el del cuento, y Osiris, el narrador.

Corazón era un gauchito, presumido y picaflor,
Zonzo de tanta esperanza, rojo de tanta pasión,
Músico de una guitarra más que guitarra tambor
Que en un compás relojero sonaba un solo bordón.

Llegada la primavera ya alzaba Juan Corazón
Sus pilchitas más preciadas y su guitarra tambor
Y se alejaba cantando por esos campos de Dios
Como un grillo, que tuviera de poncho rojo: una flor.
Le gustaban las muchachas del campo, con su rubor,
Su timidez chacarera, su cariño cimarrón,
Sus dientes de mazamorra, sus ojos negros con sol,
Y los besos trafogueros de sus labios de malvón.

En las noches embrujadas gustaba Juan Corazón
Arrimarse a las ventanas pie por pie, copla y temblor
A dejar una esperanza de miel, azares, y aguijón.
“El día que yo me muera, la tierra me hará romero
Pa que al regarme tus ojos te perfume mi recuerdo”.

Y pie por pie se alejaba, porque nunca le gustó
Que las mozas le pidieran que las coplas fueran dos.
Pero una noche, una noche cantó dos coplas,
Cantó como nadie había cantado nunca coplas, éstas dos:

“El día que yo me muera, quisiera ser limonero,
Una constancia de azares garuando sobre tu pelo.
Pero quiero ser en vida como el gajito e cedrón
Que llevas en tu corpiño pegado en tu corazón”
Y la moza que era bruja, sin duda,
Lo encadenó con suspiros a su reja y olvidado lo dejó.
Fue aquella helada tardía que por Octubre
Inventó potreros blancos, la escarcha o el olvido, que se yo…

Lo cierto es que el pago dijo que agatitas aclaró
Se vió una planta e romero muy linda frente a un balcón,
Y una moza que lloraba porque dicen que encontró
Muerto un grillo que tenia de poncho rojo: una flor.
Tú me dices que soy triste, como puedo ser mejor?
Si por tu culpa se ha muerto mi amigo Juan Corazón.