febrero 13, 2011

PAJAROS DE PIEDRA-

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Ensillé cuando clariaba

y ahura...ni se ven mis huellas.

Pero nacido en el basto,

me entretengo haciendo leguas

y saco de las que faltan

goluntá pa las que quedan.

Si dejo por áhi un rastro

se ha de ver cuando amanezca;

piedra soy, y ando rodando

pa encontrarme con las piedras.



Hay que entregarse al camino

y amoldarse a la pobreza

y encender una esperanza

que alumbre...y que no se vea.

La noche del que camina

tiene más perros que estrellas

y bastó que le vislumbren

una pitada e luciérnaga

pa que se astiyen ladrando

que l´escuridá es ajena.
- - -

Pero rodar no es tan duro

si uno alvierte que la piedra

se deja dir suelta e´cuerpo

y el tiempo s´encarga d´ella.

Usté alza una, y lo asombra

la redondez con que amuestra

como un ovillo de tiempo

la forma de la pacencia;

y ande la busque en el aire

levanta el vuelo...y rumbea.

Claro; pa todo hay principio

y hasta lo barato cuesta;

dir de remanso en remanso,

desguamparse piedra a piedra,

juntar mujo en los breñales,

salir de raíces y arenas,

y desatarle al camino

los ñudos de las esperas...

pa sacarle rinde al viaje,

tiene que dar mucha vuelta.
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Se notan las cosas que andan

porque hay otras que se quedan;

y habrán de andar o quedarse

según su naturaleza.

Lo malo es querer usarlas,

pa que se amuelen entre ellas,

atando las que se mueven

a la goluntá e´las quietas.

Será negocio´e mandinga

no dejar rodar las piedras...

Pa pior las quietas entienden

que son "demasiao modernas",

piedras que vienen rodando

dende que Dios crió la tierra...

Pa mi que salen con eso

porque les tienen idea;

verán que de hallar la mano

que las tire y no se escuenda,

garantido que hasta cantan

como pájaros de piedra.


_ _ _
En lo escuro uno no sabe

si va pensando, o si sueña...



Las corujas aliñadas

en los postes, redondean

dos asombros parecidos

a las llamas de las velas...



Derrepente, con zumbidos

de perdices que despiertan,

al pasar por los chilcales

se alborotan mis espuelas,

y rechinan las rodajas

alarmadas, y remedan

el cantar esperanzado

de unos pájaros de piedra