diciembre 31, 2012

PIU AVANTI- ALMAFUERTE



No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora...

¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!

CIELITO ORIENTAL- BARTOLOME HIDALGO

El portugués con afán
dicen que viene bufando;
saldrá con la suya cuando
veña o Rey Dom Sebastián.

Cielito, cielo que sí,
cielito locos estan;
ellos vienen reventando
¡quién sabe si volverán!

Dicen que vienen erguidos
y muy llenos de confianza;
veremos en esta danza
quiénes son los divertidos.

Cielito, cielo que sí,
cielo hermoso y halagüeño,
siempre ha sido el portugues
enemigo muy pequeño.

Ellos traen facas brillantes
espingardas muy lucidas
bigoteiras retorcidas
y burriqueiros bufantes.

Cielito, cielo que sí,
Portugueses no arriesguéis,
mirad que habéis de jugar,
y todo lo perderéis,

Vosso Principe Regente
nao é para conquistar,
nasceu só para falar ,
mais aqui ya he differente .

Cielito, cielo que sí,
fidalgos ya vos entendo:
de tus pataratas teys
todito el mundo lleno.

Vossa señora Carlota,
dando pábulo a su furia,
quiere fazeros injuria
de pensar que sois pelota.

Cielito, cielo que sí,
¿nao coñocéis majadeiros
que em as infelicidades
vosotros soios os primeiros?

¿Queréis perder vossa vida,
vossos filhos é mulheres,
e dehiyar vossos quehaceres
e á minina querida ?

Cielito, cielo que sí,
es inmutable verdad,
que todo se desconcierta
faltando la humanidad.

¿Que cosa pudo mediar
para fazeros sahir
e a nossas terras venir
con armas, a conquistar?

Cielito, cielo que sí,
con razaun ficais tremendo ,
ya visteis fidalgos que
puco a puco vais morrendo .

Enviadle pronto a dezir
a vosso Príncipe Regente
que todos vais a morrer
e que nau le fica yente .

Cielito, cielo que sí,
cielito de Portugal,
vosso sepulcro vay ser
sem duvida, a Banda Oriental .

A Deus, á Deus faroleiros ,
Portugueses mentecatos,
parentes dos maragatos ,
insignes alcobiteiros .

Cielito, cielo que sí,
el Oriental va con bolas,
mirad, Portugueses que hay
otro D. Pedro Cebolas.
[1816]

CIELITO BARTOLOME HIDALGO

Cielitos que con acompañamiento de guitarra cantaban los patriotas al frente de las murallas de Montevideo.

Los chanchos que Vigodet
ha encerrado en su chiquero
marchan al son de la gaita
echando al hombro un fungeiro .
Cielito de los gallegos,
¡ay!, cielito del dios Baco,
que salgan al campo limpio
y verán lo que es tabaco.
Vigodet en su corral
se encerró con sus gallegos,
y temiendo que lo pialen
se anda haciendo el chancho rengo.
Cielo de los mancarrones ,
¡ay!, cielo de los potrillos,
ya brincarán cuando sientan
las espuelas y el lomillo.
[1812]

CABALLO DE INDIO-VERSOS DE MARTIN FIERRO QUE CANTA CAFRUNE


El indio que tiene un pingo
que se llega a distinguir,
lo cuida hasta pa dormir;
de ese cuidao es esclavo;
se lo alquila a otro indio bravo
cuando vienen a invadir.
.....
Por eso habrán visto ustedes,
si en el caso se han hallao,
y si no lo han observao,
ténganló dende hoy presente,
que todo pampa valiente
anda siempre bien montao.

Marcha el indio a trote largo,
paso que rinde y que dura;
viene en direción sigura
y jamás a su capricho;
no se les escapa ni un bicho
en la noche más escura.
....
Es guerra cruel la del indio
porque viene como fiera;
atropella donde quiera
y de asolar no se cansa;
de su pingo y de su lanza
toda salvación espera.

Debe atarse bien la faja
quien a aguardarlo se atreva;
siempre mala intención lleva,
y, como tiene alma grande,
no hay plegaria que lo ablande
ni dolor que lo conmueva.
....
El indio nunca se ríe,
y el pretenderlo es en vano,
ni cuando festeja ufano
el triunfo en sus correrías;
la risa en sus alegrías
le pertenece al cristiano.
.....
Yo me le senté al del pampa;
era un oscuro tapao,
cuando me hallo bien montao
de mis casillas me salgo;
y era un pingo como galgo,
que sabía correr boliao.

Para correr en el campo
no hallaba ningún tropiezo:
los ejercitan para eso
y los ponen como luz,
de dentrarle a un avestruz
y boliar bajo el pescuezo.

El pampa educa al caballo
como para un entrevero;
como rayo es de ligero
en cuanto el indio lo toca;
y, como trompo, en la boca
da güeltas sobre de un cuero.

Lo varea en la madrugada;
jamás falta a ese deber;
luego lo enseña a correr
entre fangos y guadales:
¡ansina esos animales
es cuanto se puede ver!

En el caballo de un pampa
no hay peligro de rodar,
¡jué pucha! y pa disparar
es pingo que no se cansa;
con prolijidá lo amansa
sin dejarlo corcobiar.

Pa quitarle las cosquillas
con cuidao lo manosea;
horas enteras emplea,
y, por fin, sólo lo deja
cuando agacha las orejas
y ya el potro ni cocea.

Jamás le sacude un golpe
porque lo trata al bagual
con pacencia sin igual;
al domarlo no le pega,
hasta que al fin se le entrega
ya dócil el animal.
....

Ansí todo el que procure
tener un pingo modelo,
lo ha de cuidar con desvelo,
y debe impedir también,
el que de golpes le den
o tironeén en el suelo.

Muchos quieren dominarlo
con el rigor y el azote,
y si ven al chafalote
que tiene trazas de malo,
lo embraman de un  palo
hasta que se descogote.

Todos se vuelven pretestos
y güeltas para ensillarlo:
dicen que es por quebrantarlo,
mas compriende cualquier bobo,
que es de miedo al corcovo,
y no quieren confesarlo.

El animal yeguarizo
(perdónenmé esta alvertencia)
es de mucha conocencia
y tiene mucho sentido;
es animal consentido:
lo cautiva la pacencia.

Aventaja a los demás
el que estas cosas entienda;
es bueno que el hombre aprienda,
pues hay pocos domadores
y muchos frangolladores
que andan de bozal y rienda.


Seleccion de versos del Martín Fierro que canta JORGE CAFRUNE
Titula el tema : CABALLO DE INDIO
 LP Aquí me pongo a cantar, Cosas del Martín Fierro Sondor CBS














diciembre 29, 2012

SANTIAGO CHALAR -CUANDO EMPIEZA A AMANECER


http://youtu.be/tV8A5fweoCg

CUANDO EMPIEZA A AMANECER -RUBEN LENA



Ni rengo ni manco…

La mirada franca,
una pinta blanca,
bien lustroso el anca,
tranco, tranco, tranco.





Cuando empieza a amanecer
y a aclarar el horizonte,
se comienza a divisar
el negro perfil del monte.

Y allí está el Cebollatí,
como un espejo de lindo
y el lucero está temblando
sobre las aguas del río.

Mañanita no te apures,
que el silencio está quietito
y en las puntas de los pastos
está dormido el rocío.

El verde oscuro del junco
se hace negro en el bañado
y el Juan Grande anda en lo suyo
pensativo y cabizbajo.

La noche se hizo la ciega
pero ha sentido remando
y el río como un gran padre,
las soledades velando…



Mañanita no te apures,
que el silencio está quietito
y en las puntas de los pastos
está dormido el rocío.

AMALIA DE LA VEGA . MATE AMARGO

http://youtu.be/j-1Pyro1faE

MATE AMARGO- TABARE REGULES. AMALIA DE LA VEGA

 ‎Mate amargo que naciste
en la rueda de un fogón,
derramando tradición
entre un estilo y un triste.
Mate amargo que trajiste
... entre tu yerba sabrosa
la suavidad primorosa
de una mano de mujer
y el embrujo de un querer
con que te cebó una moza.

Sos el amigo sincero
con quien a solas proseando
pasás las horas rodando
en un galope ligero.
Sos sereno consejero
que escuchamos con halago,
y entre un trago y otro trago
mientras la pava se queja,
nos hablás de cosas viejas,
de la querencia y el pago.

El más bravo se arrocina
al paladear tu amargura,
sos sabroso como achura
y querendón como china.
Sos alma de la cocina
que alegra reunión sencilla
y mientras la llama brilla
vos vas con tierno embeleso,
como si fueras un beso
aleteando en la bombilla.

Y cuando ya galopeao
como pájaro sin pluma,
el agua no forma espuma
y estás del todo lavao.
 Tenés siempre algún costao
pa’ que el hombre te aproveche,
te da vuelta, y sin que te eche
yerba, quedás de primera,
sos como vaca mañera
que sabe esconder la leche.

"MATE AMARGO" (Milonga)
Música de Amalia de la Vega
Letra de Tabaré Regules
 

 

diciembre 28, 2012

MODESTIA APARTE-WENCESLAO VARELA

“... Jamás, con mi moro, arrollo
si d’entro en una carrera;
con 'rastras' no armo cuadrera
porque teng’orgullo criollo...
Salir 'de abajo' es un 'bollo',
cuando quiero corto luz,
'fiador', 'pescuezo', 'testuz'
los saco justo, pues no!
siempre que lo corra yo,
que me hago un ñudo en la cruz ...”

                      Fragmento de “Modestia a parte”, de Wenceslao Varela

PAGOS DE TACUAREMBO-WALTER ORTIZ Y AYALA

“Hay un lugar que hace tiempo
muy lejos se me quedó
de las manos y los ojos,
pagos de Tacuarembó...

Baldios y terraplenes,
alamedas, que sé yo,
cuantos caminos y calles
anduve en Tacuarembó...

No me duele la nostalgia,
no se me enreda la voz
cuando apelo a la memoria,
pagos de Tacuarembó...

‘La pucha que tra’ilusiones
el tiempo’ – Fierro cantó –
aunque el alma es la misma,
también he cambiado yo...
Amores, tentenelaire,
pura sombra, poca flor,
de lejos todo se vuelve
más hondo, limpio y mejor...

Mate amargo compañero
de montes, rios y sol,
incendio de amaneceres,
también he cambiado yo...

No me duele la nostalgia,
no se me enreda la voz
cuando apelo a la memoria,
pagos de Tacuarembó...

Viejo Chapiao- Carlos Castello Luro

Siempre anduve bien montao
tapando al flete con priendas,
no tengo estancia ni haciendas
pero vivo preocupao
en agrandar el chapiao
que no es soncera, aparceros,
no será el de los primeros
como el de un hombre con plata,
sin embargo no es de lata
ni es de soga esa, ladero.

Puntea la cabezada,
la rastra, facón, espuela,
freno, copas, pontezuela,
"las marías" retobadas.
Riendas de plata sellada
pa' lucir algún domingo,
cuando lo adorno a mi pingo,
un flor de picazo overo,
refucila tanto el cuero
que hasta suspiran los gringos.

Mi nombre en el pretal,
en los bastos cabecera
y en la estrella'e la frentera
un lujo cada inicial.
Con el brillo del metal
he encandilao muchos ojos
pero que mueran de antojos
no cambio el chapiao por nada,
y si copan la parada
mi pucho no junta abrojo.

Por ser taura y jugador
una vuelta le eché el resto,
paré con el sobrepuesto
los canutos bajadores.
Los estribos, un fiador,
riendas, chifle y el yesquero;
pero el cinto era culero
tiró el hombre, salió taba,
vuelta y media ¡ché clavada!
y perdí hasta el parejero.

Ahora la ensillo ocasión
pa un domingo en especial,
pa una fiesta nacional
ande siempre los mirones,
codicean los patacones,
bombas, virolas, estrellas;
creyendo que nuestras huellas
se han borrao o se deshacen,
ande hay yeguas potros nacen
y ande hay gordos hay de pellas.
                                                                          FOTO DE EDUARDO AMORIN

diciembre 26, 2012

NOCHEGÛENA- F. Molina Campos

Nochegüena
Florencio Molina Campos

Nojotro tamién festejamo la noch´e Navidad. –Un tal don Rumaldo Piedracueva y misia Patrocinio, qu´es su señora mujer- noj envitaron pa esperar la Nochegüena, que le saben decir, y comer pasteles. P´hacer tiempo, como quien no quiere la cosa dentramo a pegarle a loj amargo y a los cuento. Ahí taban Feliciano Anrade Pomuseno Socaj – que le saben yamar candau, porque siempre ta cayau – y ño Jruto Riarte, viejito mañero y yeno´e refrane y mentira, más chismoso que vieja culandrera. ¡Ta que noj hizo raír con sus dicho! Si hasta la piona qu´estaba apreparando la cena pa más luego y el chiquilín güérfano, recogido por los dueño´e casa, se raiban de las guayabas que largaba el viejito Riarte.


Relato escrito por Molina Campos para la revista Caras y Caretas publicado en diciembre de 1936 acompañando su obra Anda con la pava echada de 1934

septiembre 09, 2012

RIO DE LOS PAJAROS ANIBAL SAMPAYO

http://youtu.be/Qd3DKedMe3I

JUAN PEDRO LOPEZ- ANECDOTA

—————————————————————————————–
UN PAYADOR CON PRINCIPIOS
En el siguiente artículo, se cuenta cómo el payador uruguayo Juan Pedro López decidió devolver la guitarra que le había regalado el expedicionario Ramón Franco, hermano del general Francisco Franco, cumpliendo la petición que le hiciera el español al entregársela de “no cantar nunca a la tiranía”.
Diario ABC de Madrid (26 de Septiembre de 1937)
En el archivo siguiente, podéis leer una entrevista a Ramón Franco reproducida ocho años atrás en el diario madrileño El Sol (pág.3), en la que el célebre aviador habla sobre la guitarra que regaló a López y el poema que el payador uruguayo le había dedicado.

septiembre 08, 2012

Eduardo Larbanois - Cuando te fuiste (Cuerdas Desatadas)

Eduardo Larbanois - Cuando te fuiste (Cuerdas Desatadas)

ZORRILLA DE SAN MARTIN - TABARE- CANTO SEXTO IX

        IX

Por allá, entre los árboles,
apareció un momento
Tabaré, conduciendo a la española,
y en la espesura se internó de nuevo.

De Blanca se escuchaban
los débiles lamentos;
aun vierte, sobre el hombro del charrúa,
el llanto aquel que reventó en su pecho.

El indio va callado,
sigue, sigue corriendo,
siempre empujado por la fuerza aquella
que sacudió sus ateridos miembros.

Va insensible, agobiado,
y en dirección al pueblo;
siempre dejando, de su sangre fría,
las gotas que aun le quedan, en suelo.

Grito de rabia y júbilo
lanzó Gonzalo al verlo,
y, como empuja el arco a la saeta,
de su ciega pasión lo empujó el vértigo.

Los ruidos de su arnés y de sus armas,
al chocar con los árboles, se oyeron
internarse saltando entre las breñas,
y despertando los dormidos ecos.

Han seguido al hidalgo
el monje y los soldados. Allá adentro
se va apagando el ruido de sus pasos;
el aire está y los árboles suspensos

Un grito sofocado
resuena a poco tiempo;
tras él, clamores de dolor y angustia
turban del bosque el funeral silencio ...

X

¡Cayó la flor al río!
Los temblorosos círculos concéntricos
balancearon los verdes camalotes,
y, entre los brazos del juncal, murieron.

Las grietas del sepulcro
engendraron un lirio amarillento.
Tuvo el perfume de la flor caída,
su misma extrema palidez... ¡Han muerto!

Así el himno cantaban
los desmayados ecos;
así lloraba el urutí en las ceibas,
y se quejaba en el sauzal el viento.

XI

Cuando al fondo del soto
el anciano llegó con los guerreros,
Tabaré, con el pecho atravesado,
yacía inmóvil, en su sangre envuelto.

La espada del hidalgo
goteaba sangre que regaba el suelo;
Blanca lanzaba clamorosos gritos...
Tabaré no se oía ... Del aliento

de su vida quedaba
un estertor apenas, que sus miembros
extendidos en tierra recorría,
y que en breve cesó... Pálido, trémulo,

inmóvil, don Gonzalo,
que aun oprimía el sanguinoso acero,
miraba a Blanca, que, poblando el aire
de gritos de dolor, contra su seno

estrechaba al charrúa,
que dulce la miró, pero de nuevo
tristemente cerró, para no abrirlos,
los apagados ojos en silencio.

El indio oyó su nombre
al derrumbarse en el instante eterno.
Blanca, desde la tierra, lo llamaba;
lo llamaba, por fin, pero de lejos ...

Ya Tabaré, a los hombres,
ese postrer ensueño
no contará jamás... Está callado,
callado para siempre, como el tiempo,
como su raza,
como el desierto,
como tumba que el muerto ha abandonado:
¡Boca sin lengua, eternidad sin cielo!



XII

Ahogada por las sombras,
la tarde va a morir. Vagos lamentos
vienen, de los lejanos horizontes,
a estrecharse en el aire entre los ceibos.

Espíritus errantes e invisibles,
desde los cuatro vientos,
desde el mar y las sierras, han venido
con la suprema queja del desierto:

con la voz de los llanos y corrientes,
de los bosques inmensos,
de las dulces colinas uruguayas,
en que una raza dispersó sus huesos;

voz de un mundo vacío que resuena;
raro acorde, compuesto
de lejanos cantares o tumultos,
de alaridos, y lágrimas, y ruegos.

El sol entre los árboles
ha dejado su adiós más lastimero,
triste como la última mirada
de una virgen que fuere sonriendo.

Cuelgan, entre los árboles del bosque,
largos crespones negros;
cuelgan, entre los árboles, las sombras,
que, como ayes informes, van cayendo.

Cuelgan, entre los árboles del bosque,
tules amarillentos;
cuelgan, entre los árboles, los últimos
lampos de luz, como sudarios trémulos.

La luz y las tinieblas, en los aires,
batallan un momento;
extraña y negra forma cobra el bosque...
La noche sin aurora está en su seno.

Y, cual se oyen gotear, tras de la lluvia,
después que cesa el viento,
las empapadas ramas de los árboles,
o los mojados techos,

brotan del bosque, en que el callado grupo
está en la densa obscuridad envuelto,
ya un metálico golpe en la armadura
capitán o de un arcabucero;

ya un sollozo de Blanca, aun abrazada
de Tabaré con el inmóvil cuerpo, 
o una palabra, trémula y solemne,
de la oración del monje por los muertos.

Zorrilla de San Martin Juan.- TABARÉ- CANTO SEGUNDO

IX
Cayó la flor al río.
Se ha marchitado, ha muerto.
Ha brotado, en las grietas del sepulcro,
un lirio amarillento.
La madre ya ha sentido
mucho frío en los huesos;
La madre tiene, en torno de los ojos,
amoratado cerco;

Y en el alma la angustia,
y el temblor en los miembros,
y en los brazos el niño, que sonríe,
y en los labios el ruego.

Duerme hijo mío. Mira: entre las ramas
está dormido el viento;
el tigre en el flotante camalote,
y en el nido los pájaros pequeños ...

¿Sentís la risa? Caracé, el cacique
ha vuelto ebrio, muy ebrio.
Su esclava estaba pálida, muy pálida...
Hijo y madre ya duermen los dos sueños.

Los párpados del niño se cerraban.
Las sonrisas entre ellos
asomaban apenas, como asoman
las últimas estrellas a lo lejos.

Los párpados caían de la madre,
que, con esfuerzo lento,
pugnaba en vano porque no llegaran
de su pupila al agrandado hueco.

Pugnaba por mirar el indio niño
una vez más al menos;
pero el niño, para ella, poco a poco,
en un nimbo sutil se iba perdiendo.

Parecía alejarse, desprenderse,
resbalar de sus brazos, y, por verlo,
las pupilas inertes de la madre
se dilataban en supremo esfuerzo.

X

Imagen de Carmen Rumassa Farre

Duerme hijo mío. Mira, entre las ramas
está dormido el viento;
el tigre en el flotante camalote,
y en el nido los pájaros pequeños;
hasta en el valle
duermen los ecos.

Duerme. Si al despertar no me encontraras,
yo te hablaré a lo lejos;
una aurora sin sol vendrá a dejarte
entre los labios mi invisible beso; 
duerme; me llaman,
concilia el sueño.

Yo formaré crepúsculos azules
para flotar en ellos:
para infundir en tu alma solitaria
la tristeza más dulce de los cielos;
así tu llanto
no será acerbo.
                                                                     
Yo ampararé de aladas melodías
los sauces y los ceibos,
y enseñaré a los pájaros dormidos
a repetir mis cánticos maternos...
El niño duerme,
duerme sonriendo.

La madre lo estrechó; dejó en su frente
una lágrima inmensa, en ella un beso,
y se acostó a morir. Lloró la selva,
y, al entreabrirse, sonreía el cielo.

Zorrilla de San Martin, Juan- TABARE Introduccion

                                       Introducción



I
Levantaré la losa de una tumba;
e, internándome en ella,
encenderé en el fondo el pensamiento, 
que alumbrará la sociedad inmensa.

Dadme una lira y vamos: la de hierro,
la más pesada y negra;
ésa, la de apoyarse en las rodillas,
y sostenerse con la mano trémula,

Mientras la azota el viento temeroso
que silba en las tormentas,
y, al golpe del granizo restallando,
sus acordes difunde en las tinieblas;

La de cantar, sentado entre las ruinas,
como el ave agorera;
la que, arrojada al fondo del abismo,
del fondo del abismo nos contesta.

Al desgranarse las potentes notas
de sus heridas cuerdas,
despertarán los ecos que han dormido
sueño de siglos en la oscura huesa;

Y formarán la estrofa que revele
que la muerte, piensa:
resurrección de voces extinguidas,
extraño acorde que en mi mente suene.
II
Vosotros, los que amáis los imposibles;
los que vivís la vida de la idea;
los que sabéis de ignotas muchedumbres,
que los espacios infinitos pueblan,

Y de esos seres que entran en las almas,
y mensajes oscuros les revelan,
desabrochan las flores en el campo,
y encienden en el cielo las estrellas;

Los que escucháis quejidos y palabras
en el triste rumor de la hoja seca,
y algo más que la idea del invierno,
próximo y frío, a vuestra mente llega,

Al mirar que los vientos otoñales
los árboles desnudan, y los dejan
ateridos, inmóviles, deformes,
como esqueletos de hermosuras muertas;

Seguidme, hasta saber de esas historias
que el mar, y el cielo, y el dolor nos cuentan;
que narran el ombú de nuestras lomas,
el verde canelón de las riberas,

La palina centenaria, el camalote,
el ñandubay, los talas y las ceibas:
la historia de la sangre de un desierto,
la triste historia de una raza muerta.

Y vosotros aun más, bardos amigos,
trovadores galanos de mi tierra,
vírgenes de mi patria y de mi raza,
que templáis el laúd de los poetas;

Seguidme juntos, a escuchar las notas
de una elegía, que, en la patria nuestra,
el bosque entona, cuando queda solo,
y todo duerme entre sus ramas quietas;

Crecen laureles, hijos de la noche,
que esperan liras, para asirse a ellas,
allá en la oscuridad, en que aún palpita
el grito del desierto y de la selva.
III
¡Extraña y negra noche! ¿Dónde vamos?
¿Es esto cielo o tierra?
¿Es lo de arriba? ¿Lo de abajo? Es lo hondo,
sin relación, ni espacio, ni barreras;

Sumersión del espíritu en lo oscuro,
reino de las quimeras,
en que no sabe el pensamiento humano
si desciende, o asciende, o se despeña;

El caos de la mente, que, pujante,
la inspiración ordena;
los elementos vagos y dispersos
que amasa el genio, y en la forma encierra.

Notas, palabras, llantos, alaridos,
plegarias, anatemas,
formas que pasan, puntos luminosos,
gérmenes de imposibles existencias;

Vidas absurdas, en eterna busca
de cuerpos que no encuentran;
días y noches en estrecho abrazo,
que espacio y tiempo en que vivir esperan;

Líneas fosforescentes y fugaces,
y que en los ojos quedan
como estrofas de un himno bosquejado,
o gérmenes de auroras o de estrellas;

colores que se funden y repelen
en inquietud eterna,
ansias de luz, primeras vibraciones
que no hallan ritmo, no dan lumbre, y cesan;

Tipos que hubieran sido, y que no fueron,
y que aún el ser esperan;
informes creaciones, que se mueven
con una vida extraña o incompleta;

Proyectos, modelados por el tiempo,
de razas intermedias;
principios sutilísimos, que oscilan
entre la forma errante y la materia;

Voces que llaman, que interrogan siempre,
sin encontrar respuesta;
palabras de un idioma indefinible
que no han hablado las humanas lenguas;

Acordes que, al brotar, rompen el arpa,
y en los aires revientan
estridentes, sin ritmo, como notas
de mil puntos diversos que se encuentran,


Y se abrazan en vano sin fundirse,
y hasta esa misma repulsión ingénita,
forma armonía, pero rara, absurda;
música indescriptible, pero inmensa;

Rumor de silenciosas muchedumbres;
tumultos que se alejan...
todo se agita, en ronda atropellada,
en esta oscuridad que nos rodea;

Todo asalta en tropel al pensamiento,
que en su seno penetra
a hacer inteligible lo confuso,
a refrenar lo que huye y se rebela;

A consagrar, del ritmo y del sonido, 
la unión que viva eterna;
la del dolor y el alma con la línea; 
de la palabra virgen con la idea;

Todo brota en tropel, al levantarse
la ponderosa piedra,
como bandada de aves que, chirriando,
brota del fondo de profunda cueva;

Nube con vida que, cobrando formas
variables y quiméricas,
se contrae, se alarga, y se resuelve,
por sí misma empujada en las tinieblas.

Y así cuajó en mi mente, obedeciendo
a una atracción secreta,
y entre risas, y llantos, y alaridos,
se alzó la sombra de la raza muerta;

De aquella raza que pasó, desnuda
y errante, por mi tierra,
como el eco de un ruego no escuchado
que, camino del cielo, el viento lleva.
IV
Tipo soñado, sobre el haz surgido
de la infinita niebla;
ensueño de una noche sin aurora,
flor que una tumba alimentó en sus grietas:

Cuando veo tu imagen impalpable
encarnar nuestra América,
y fundirse en la estrofa transparente,
darle su vida, y palpitar en ella;

Cuando creo formar el desposorio
de tu ignorada esencia
con esa forma virgen, que los genios
para su amor o su dolor encuentran;

Cuando creo infundirte, con mi vida,
el ser de la epopeya,
y legarte a mi patria y a mi gloria,
grande como mi amor y mi impotencia,

El más débil contacto de las formas
desvanece tu huella,
como al contacto de la luz, se apaga
el brillo sin calor de las luciérnagas.

Pero te vi. Flotabas en lo oscuro,
como un jirón de niebla;
afluían a ti, buscando vida,
como a su centro acuden las moléculas,

Líneas, colores, notas de un acorde
disperso, que frenéticas
se buscaban en ti; palpitaciones
que en ti buscaban corazón y arterias;

Miradas que luchaban en tus ojos
por imprimir su huella,
y lágrimas, y anhelos, y esperanzas,
que en tu alma reclamaban existencia;

Todo lo de la raza: lo inaudito,
lo que el tiempo dispersa,
y no cabe en la forma limitada,
y hace estallar la estrofa que lo encierra.

Ha quedado en mi espíritu tu sombra,
como en los ojos quedan
los puntos negros, de contornos ígneos,
que deja en ellos una lumbre intensa....

¡Ah! no, no pasarás, como la nube
que el agua inmóvil en su faz refleja;
como esos sueños de la media noche
que a la mañana ya no se recuerdan;

Yo te ofrezco, ¡oh ensueño de mis días!
La vida de mis cantos,
que en la tierra vivirán más que yo...: ¡Palpita y anda,
forma imposible de la estirpe muerta!

 

agosto 23, 2012

BARTOLOME HIDALGO


Cuando a principios del siglo XIX gauchos, jornaleros y vecinos establecidos, sitiaron la ciudad de Montevideo para expulsar al gobierno impuesto por el imperio español, ni siquiera se imaginaban en que culminaría el fruto de sus acciones.

Cuentan documentos de época que abrigados bajo la oscuridad de la noche, osados guerreros se deslizaban con guitarras hasta las murallas de la ciudad-puerto, donde cantaban un nuevo estilo musical, el cielito.

Flacos, sarnosos y tristes,

los godos acorralados

han perdido el pan y el queso

por ser desconsiderados.


Cielo de los orgullosos,

cielo de Montevideo,

piensan librarse del sitio

y se hallan con el bloqueo.

El cielito documentaba todos los acontecimientos y temores que padecía el pueblo, historiando las marchas, las victorias o las derrotas, el diario quehacer, el sentimiento de valentía y de hondo patriotismo. Los primeros se escuchan en la Banda Oriental hacia 1812, y son atribuidos a un poeta desconocido, Bartolomé Hidalgo.

Nace en la incipiente ciudad de Montevideo, allá por el año 1778, en la cuna de una familia numerosa y con graves apremios económicos. Es el único hijo varón entre cuatro mujeres. A raíz de la muerte de su progenitor; con apenas 12 años, debió hacerse cargo de la familia. Es empleado en la tienda de Martín Artigas, padre del que luego sería prócer de la patria, José Gervasio Artigas.

Su instrucción fue accidental y nada confirma que asistiera en forma regular a escuela alguna, salvo que debió participar de la educación impartida por los padres franciscanos. Fueron tiempos difíciles para un niño que debió adoptar las responsabilidades de un hombre.

Por su práctica contable ingresa en 1806 en el Ministerio de la Real Hacienda.

Ante la sorpresiva invasión británica, al año siguiente participa en la batalla del Cardal, defendiendo la Corona Española. Luego de esta aventura, en 1807, vuelve a su ciudad natal y es reintegrado al antiguo puesto en el ministerio. En los ratos de ocio se dedica a escribir y a crear música.

  Comienzos de la Revolución

El 28 de abril de 1811 es incorporado al ejército de gauchos que reúne Artigas, y participa en el primer Sitio a Montevideo. Quienes forman el grueso de este ejército rebelde, son: hombres negros esclavos que ven en la revolución una manera de escapar a sus amos, gente perseguida por la ley, contrabandistas y nativo americanos semieuropeizados. Bartolomé es absorbido por esa masa popular eufórica y en armas; el funcionario público se transforma en gaucho, y su arte también. Comienza a producir cielitos militantes, atrevidos y desnudos de todo vuelo poético.


Los chanchos que Vigodet

ha encerrado en su chiquero

marchan al son de una gaita

echando al hombro un fungeiro.


Cielito de los gallegos

¡ay!, cielito del dios Baco

que salgan al campo limpio

y verán lo que es tabaco.


Vigodet en su corral

se encerró con sus gallegos,

y temiendo que lo pialen

se anda haciendo el chancho rengo.


Cielo de los mancarrones

¡ay!, cielo de los potrillos

ya brincarán cuando sientan

las espuelas y el lomillo.


Obtiene un éxito fulminante en las ruedas de fogón de los campamentos revolucionarios, otros músicos tocan sus canciones y crean más cielitos bajo las mismas directrices. Es el inicio de la cultura popular difundida a través de la canción.


Vigodet con sus gallegos

murieron de consunción

y este respònso les cantan

los libres de la nación.

Kirié Eleisón- Kirié Eleisón.


El escorbuto y la sarna

causaron su destrucción

y detrás iban llorando

mil godos en procesión.

Kirié Eleisón- Kirié Eleisón.

Sin saberlo, Bartolomé Hidalgo se transforma en el propulsor de la cultura popular del Río de la Plata.

De la vida a la eternidad

Luego de sufrir grandes vicisitudes, la campaña independentista en la Banda Oriental no tiene un final feliz. Hidalgo se ve forzado a emigrar a Buenos Aires, donde ejerce un mal remunerado cargo público. Una afección pulmonar comienza a afectarlo, pero no a su arte porque crearía los tres Diálogos Patrióticos, sentando las bases de lo que años más tarde desemboca en un nuevo estilo musical, la Payada.

Los médicos le aconsejan establecerse en el campo, lo que hace, pero a medida que su enfermedad avanza cae en manos de la pobreza. Aquí, misteriosamente, las huellas de su vida desaparecen. Hasta el momento no se han descubierto textos ni documentos que informen sobre esta etapa de su vida, sólo existen teorías y suposiciones.

Aún así, todos sus biógrafos están de acuerdo en que murió en la mayor pobreza, porque ni siquiera en las noticias necrológicas de los diarios lugareños reportan su muerte. Consta que el cura párroco de Nuestra Señora del Buen Viaje le administró los sacramentos, enterrándolo en el cementerio de Morón (Argentina) el 28 de noviembre de 1822, aunque con el correr de los años nadie a podido individualizar su sepulcro.

Poeta, músico y guerrero, Bartolomé Hidalgo, llevó una vida entrelazada con la leyenda, constituyendo la piedra fundacional de la tradición gauchesca.

agosto 21, 2012

Música gaúcha-Mi galgo Peñarol....incluye la letra

http://youtu.be/P-soHDZU-9g

Quem é de Lavras se lembra do meu galgo Peñarol
Baio, brasino, bragado, olhos gateados de sol
Quando meu galgo arrancava com o lombo que era um anzol
Bicho que fizesse rastro saía do campo vasto
Pro dente do Peñarol


Me regalou Gim Pinheiro de lá de Tacuarembó
Era um filhote franzino, magrinho que dava dó
Quem ia dizer que aquilo fosse empurrar mocotó
Ganhar dezoito carreiras e os galgos desta fronteira
Entupir os olhos de pó


Lebrinha de pêlo fino, sorrito do pêlo grosso
Depois de ele botar o olho não tinha muito retoço
Cruzava dos outros galgos que nem dos cachorros "grosso"
Quadrava o corpo pra o lado, cortava de atravessado
E grudava atrás do pescoço


Um dia o Cássio Bonotto, proseando e tomando um trago
Me contou de um sorro baio que havia lá por Santiago
Corria mais que os cachorros, vivia fazendo estrago
De tanto comer cordeiro já nem botavam carneiro
Nas ovelhas deste pago


Eu disse pra este amigo: mês que vem vou na tua casa
Me espera com uma de vinho e um chibo em cima da brasa
O Peñarol vai na piola porque ele não perde vaza
Te garanto que o tal sorro pra escapar do meu cachorro
Só que entoque ou crie asa


Cheguei no dia marcado, tinha gente até de farda
Nunca vi tanto gaúcho, nunca vi tanta espingarda
Diziam: o sorro é bruxo cruzado com onça parda
Eu disse: deixem comigo! Quem tem medo do perigo
Que espere na retaguarda


Quando batemos no rastro vi que o bicho era escolado
Fez que ia pra coxilha e respingou rumo ao banhado
Meteu o dente num galgo, depois cruzou no costado
Com a cuscada na escolta gambeteava e dava volta
Parecia enfeitiçado


Eu dei cancha pro galgo que saiu erguendo pó
Porque no fim do banhado era um capão de timbó
Tinha que alcançar o maleva antes deste cafundó
E eu também larguei com tudo num lobuno topetudo
Que era marca da Itaó


De fato o sorro corria como pouco sorro faz
Mas peão só se governa onde não tem capataz
Em seguida meu cachorro fez ele virar pra trás
E desceram sanga abaixo, "cosa" de macho com macho
Trançando dente no más


Foi quando eu ouvi um tiro vindo de lá do sangão
Estouro de arma de chumbo de um louco sem precaução
Apeei por cima do toso pra dar fé da situação
Meu galgo tava sangrando mas continuava peleando
Baleado no coração


Agarrou o sorro "das goélas" e apertou contra o capim
Pra dar fim naquela lida antes da vida ter fim
Depois "periga" a verdade, mas juro que foi assim
Deitou por cima do sorro, gruniu pedindo socorro
E morreu olhando pra mim


Enterrei ele no campo florido de maria mol
Se foi meu galgo bragado do lombo que era um anzol
Lembro dele com tristeza quando sangra o pô-do-sol
O causo vem pra memória e a saudade conta a história
Do meu galgo Peñarol!

A LAS MANOS AQUELLAS. - WENCESLAO VARELA

Eran tus manos blancas como dos hostias puras
De tanto hacer milagros con la eterna pobreza
Ellas multiplicaron el pan sobre la mesa
...
En horas imborrables de angustias y amarguras.

Mas tarde los recuerdos,temblonas,inseguras
Ya viejas y cansadas de pulir la aspereza
de esta vida tan llena de espinada maleza…
las veo bordadoras sagradas de ternura.

Y las quiero por tuyas.Con cuanto amor llevaron
Aquel pezon de vida,donde se amamantaron
En conjucion mi sangre,mi inocencia y mi luz.

Y las quiero por suaves en la caricia fria;
Y buenas que enseñaron la torpe diestra mía
A bordar en mi rostro la señal de la cruz.

CHARRUA - WENCESLAO VARELA

No te has muerto del todo indio clinudo
mientras haigan poetas en mi tierra;
tu alma de piedra se ganò a la sierra
...
ande habitaba el puma corajudo.

Te dormiste una noche en los pajales
filoso nido de la gaucha flora,
dende esa noche,por tu ausencia llora
el toldo "abanderao" de los juncales.

Senior de las quebradas,sin religiòn ni Dios,
como el asta de tu lanza tuviste que quebrarte!
te vieron las estrellas como en ruego inclinarte
sobre la cruz de un potro clinudo como vos.

De vencido traìas tu altiva frente baja.
Y en tu cobrizo rostro,disenios de derrota.
Quebrada la tacuara,las boleadoras rotas,
y te echaste a dormir sobre las pajas.

Tus potros sobre el lomo,otra raza no admiten;
tu sangre en margaritas por los llanos revienta;
tu alarido salvaje,las gargantas sedientas
de jaguares alzaos aùn lo repiten.

Las tacuaras te esperan con tristona esperanza.
Te hacen guardia de honor mirando al cielo,
esperando seguro,que te alcès desde el suelo
y elijàs la màs larga pa enhebrar una lanza.

Ya vencido pa siempre en la lucha bravìa,
con las ansias salvajes de la muerte,
tu boliadora'e piedra la tiraste tan juerte
que aura luce mi cielo,tres Marìas.

PESIMISMO- WENCESLAO VARELA

Yo soy la noche asomada
a un destino anochecido,
cuando el ave busca el nido,
...
del ancho espacio cansada.
Dejé de ser alborada
de sonrosado color.
tallo, hoja, capullo, flor,
mariposa hecha de seda.
Me queda el algo que queda
de lo que fue fe y amor.

Me duele mi ayer vacío
de horizontes sin violar;
lo que no pude alcanzar
con un sueño claro y mío.
Quise, como viento y río,
cantar,cantar y correr,
esperar mi anochecer
el alma de pie en la altura,
viendo mi dicha futura
en mis hijos florecer.

Y nada. Sobre la tarde
de un vivir de mala suerte,
siento próxima la muerte
con el ánimo cobarde.
Pese que en mi adentro arde
el don macho de luchar,
siento la sombra llegar
silenciosa, triste y grave,
como las alas de un ave
que da vueltas por posar.

Y me da pena dejar
tantas cosas empezadas
en cansadoras jornadas,
en un mediano empezar.
En mi largo cavilar
a solas en mi tapera
saturé mi vida entera
con sueños irrealizables,
sobre abismos insondables
y alucinadas quimeras.

MI FOGON- WENCESLAO VARELA

Mi fogón es magnífico !
Le ha copiado al diamante las facetas
para mentir colores milagrosos;
...
aún apagándose, parece estrella.
Lo he mirado en las noches invernales
- las noches de tormenta-
cuando encendidos hilos, culebreando
rasgan la sombra inmensa,
parecerse a la noche. Entre las brasas
relampaguea también y también truena.
Al romperse el carbón de sus tizones,
una aurora boreal se enciende y tiembla;
la más lindas de todas las auroras
y más multicolor de todas ellas.
Hay, entre el fogón de mis desvelos
plenilunios enteros y diademas,
de esas que ponen a las novias vírgenes
las hadas hechiceras,
que en "Las mil y una noches" bogar hacen
misteriosos navíos de oro y perlas.
Pero, además, es mi fogón tan bueno !
que a mi familia su calor congrega,
y Dios viene a sentarse al centro mismo
de la paz hogareña.