enero 02, 2011

LA COCINA EN NAVIDAD-CUENTO DE JAVIER DE VIANA (1868-1926)

La cocina era grande, gruesos los muros de cebato y espesa la techumbre pajiza. Tanto el calor como el frio tenían que forcejear mucho para meterse adentro.
Pero en aquel 24 de diciembre, el aire parecía hecho con polvo de plomo hirviendo, y los peones optaron por cenar en el patio, y aun allí achicharábalos la canícula-
-Me s´está reditiendo el sebo! quejose un indiecito ético. Y respondió el capataz:
-Se mi hace qu´el sebo suyo no alcanza pa sobar una manea. Si juese el negro Pedro…
-¿Qué hay con el negro Pedro? –interrogó fingiendo enojo el aludido.- ¡Siempre lo han de sacar a bailar al negro Pedro!...
-¡Lo qu´es hoy, hermano-terció otro peón,- si alguno se saca a bailar se afisea.
-¡Por qué decís?
-Porque se ti´van a redetir las catingas…
-Pa mí-opinó el capataz,- qu´el viento sopla de las Uropas y nos escupe el calor de los cañonazos.
-A mi no me cabe ni un bocao de comida en la barriga
- Es que la panza es como cuero fresco que encoge con el calor
Continuaba la guerrilla de sátiras, cuando se presentó en la puerta Tía Filomena. En la luz del crepúsculo, la cara de la vieja se confundía con el ébano lustrado del hollín de las paredes. Desde el patio, los gauchos advirtieron entre la blancura lechosa de las motas y el color claro de la zaraza del vestido, una bola negra con un largo tajo transversal formado por el nácar de los dientes.
Puestos los brazos en jarra y balanceando la cabeza de hombro a hombro, la vieja negra increpó:
-Siga no más la prosa!...¡ A vé si se acaban de una vé la merienda y se presienta un comedido p´ayudarme a sobar la masa!
-¿Tenemo amasijo mañana, tía Filomena?
-Dijuro, carece hacé la torta por Navidad.
-¿Navidá? …¿Qué bicho es ese?...
-¿Gúé! …¿No sabé que e´Navidá el…Señor?
-¿El patrón?
-¡Nuestro Señó Jesucristo, animal! Ya sé ve que nunca fuiste a l´Iglesia, hereje!...
- Cuente eso, morocha- rogó Pedro y la vieja, que no deseaba otra cosa, púsose en cuclillas y empezó:
-Pue….había un carpintero llamado don José que se casó con Ña María, pero por podé, porque vivía en otro pago y tenía mucho trabajo apurao y no podía dir pal casorio…Y aconteció que poco dispues Tata Dios la mandó a ña María al alcalde San Gabriel…
-San Gabriel?...No lo conozco. ¿ De qué partido?
-Yo no sé. Güeno, dejame seguir. El alcalde le dijo a ña María que Tata Dio la había elegido pa que juese la madre ´e Jesucristo, quien, cuando juese grande, debía encabezar una gran regolución pa redotar al gobierno y castigar a los comesarios, polecías y alcaldes qu´estaban viviendo a costillas del país…
-Pu ´ese lado iba bien el alcalde…
-…..pero como nunca falta un chismoso, le jueron con el cuento al gobernador, un tal de apelativo Horrores, quien sobre el pucho mandó tres comesarios pa qu´en seguida que naciera el niño lo degollaran ahí no más…
-¡Canallas!
-Pero Tata Dió, que tuito lo sabe primero ´e nadie, llamó un angelito, le hizo ensillar su mejor parejero y lo fletó pa la casa ´e ño José, p´alvertirle que debía buscar su mujer, cargarla en ancas y juir de la provincia. Obedeció ño José y dispues de trotiar muchas leguas llegó al escurecer al pueblo de Belén
-Belén?....eso es en la banda Oriental, yo estuve..
- Será, yo no sé….Jueron a una fonda, desensillaron y, como no había posada porque habían caído muchos forasteros, tuvieron que hacer noche en la caballeriza. Y ahí nomá le vinieron los dolores a misia María, y tuvo que desocuparse sobre un montón de paja..
-Ansina también nací yo! –interrumpió Pedro.
- En seguidita Tata Dio le telegrafió a lo Tres Reyes mágicos-uno era negro- y los tres reyes agarraron los caballo y marcharon esa mesma noche para dir a ponerse a las ordenes del gurí recién nacido. La noche era oscurísima, pero había una estrella grandota que caminaba delante de ellos señalando el rumbo…
- ¡El lucero, a la fija!....
-Sería. Los jefes llegaron y se arregló cospiración, teniendo por jefe a nuestro Señó Jesucristo, ricien nacido….Mañana es el santo de nuestro Señó Jesucristo y carece festejarlo…
El negrillo Pedro, que, de todo el largo relato sólo había recogido una frase, se puso de pie en medio del grupo y dijo, con cómica arrogancia:
-¿Han oído?...entre los generales de nuestro seño Jesucristo hubo un negro…¡Qui era rai, nada menos!...¿ y dispues haganlé poco caso a los negros!....

1 comentario: