Es a usté mesmo paisano,
que lo quiero aconsejar;
tengo ganas de
versiar
y está liviana la mano.
Como viejo soy baquiano
y la vista no
m'engaña;
la vida me dió más maña
que a petiso chacarero;
ansí abra el
ojo, aparsero,
vi'á'blarle sobre la caña.
¡La caña! ¡Dioses
benditos!
Sólo al nombre, compañero,
se me pon'el tragadero
como
p'haser gorgoritos.
La sensia, con sus escritos,
dise de tuita
sabensia;
áhura li habla la esperensia
d'este gaucho, duro y
viejo.
Siga nomás mi consejo
y riasé de la sensia.
¿Que tien'el
pecho serráo
y tuese com'una oveja,
y se áhuga porque lo aqueja
un
machaso refriáo?
Ya está el rimedio encontráo,
viejo, no le quede
duda:
medesina macanuda,
-juera de tuita pavada-
es chupar caña
quemada,
con un güen "taco" de cruda.
Si hase tiempo enfermo
está
sufriendo'e la "pajariya",
pá eso es una maraviya
la caña con
arasá.
Tamién caña con gutiá
es güena pá muncha cosa,
y si el dolor me
lo acosa
y en el cuerpo se l'ensaña,
misture un frasco de caña
y
"esensia maraviyosa".
¿Que su china "campanuda"
está enferma de la
"madre"?
No se me asuste, compadre,
y dele caña con ruda.
Verá como
pronto suda,
y hasta el cuerpo se le baña;
p'haserle güena
campaña,
-es justo que se lo diga-
le acomoda en la barriga
un trapo
mojáo con caña.
Si la boca siente asquiada
del tabac'o de otra causa,
haga unos buches, con pausa,
de caña con limonada.
Cuando la
pans'afetada
de dolores, tenga usté,
no se me arroye, por qué,
no se
v'a morir del chucho,
y áhi nomás, y sobr'el pucho,
tome caña con
ferné.
Si tien'en el pecho un "taco"
de flemaje alborotáo,
no se
abatate, cuñáo,
métale caña con guaco.
¿Que s'está poniendo flaco
y el
disgano lo acompaña?
Se li ha d'entonar la entraña
si usté aseta mi
consejo,
y dispasito y parejo
hase gárgaras con caña.
Si un rival
sigue su güeya
y algún miedo lo acompaña,
eche pólvora en la caña
y
haga escarsiar la boteya;
que dispués no li hase meya,
ni un hombre, ni
un batayón;
y es capás, de sopetón,
si la pisada no chinga,
de
sambuyile a Mandinga
hasta la crus el facón.
¿Que su china, en malas
tretas
"se alsó como leche hervida",
y al amargarle la vida
"lo hiso
arar con las peinetas"?
¡Busqu'en los libros, resetas,
pá ese dolor que
lo daña!
¡Que pá disgrasia tamaña,
pá no morir de dolor,
no hayará
nada mejor
que prendérsele a la caña!
¿Triste, com'un día de yuvia,
tien'el alma desolada?
¡Meta caña, camarada!
que ansí el dolor no lo
engubia.
Que la caña por ser rubia,
tiene muncho de mujer,
y nos
agranda un plaser,
y nos achica una pena...
¡Si al haser cosa tan
güena
Dios supo lo qu'ib'haser!
Cuando perdemos la calma
por algún
dolor projundo,
y crémos que tuito el mundo
se nos echa sobr'el alma,
¡cómo se ajunta y s'empalma
tuito el dolor en la entraña!
Pero ese
duelo, esa saña
qu'en el corasón se afierra,
se ha de dir a la gran
perra
si se le priende a la caña.
¡Si hase bién de muchos
modos!
¿V'a declararse a una china?
¡Métale caña, que ansina,
le
charl'hasta por los codos!
¡Por eso es, viejo, que todos,
más o menos
l'han bebido!
Y áhura, paisano, le pido,
si me topa en su campaña,
le
pague un vaso de caña
pa'l viejo SANTOS GARRIDO.
Excepcional Don Guillermo Cuadro metiéndose en el habla y la sicología del paisano oriental.
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