julio 31, 2012

SALDOS Y RETAZOS - HECTOR GAGLIARDI

(de Héctor F. Gagliardi, 9 de enero de 1953.)

Señores dueños de tiendas
 en nombre de los maridos
 vengo con tono afligido
 a pedirle que me atiendan,
 que razonen y comprendan

 si es humano y es honesto
que todos los pesos nuestros
que juntamos de a puchitos
se transformen en salditos
 que no tienen cinco metros.
 Por ustedes la ciudad
 vive siempre acelerada
 con mujeres apuradas
 que no saben donde van,
 pero se apuran igual
 para gastarse a empujones
 la plata de sus varones
 que por verlas en primera

les quedan las billeteras
para guardar direcciones.
Por ustedes se inventó
la mar de palabras raras:
a una seda colorada
la llaman rayón bordó;
 si el trapo es color marrón
 le dicen tafeta habano,
 si tienen como gusanos
 es un shantung natural,
 y ahora lo llaman voal
 a un mosquitero floreado.

Ya nos tienen aplastados
 con tanta liquidación,
 cuando no es por ampliación

es por mes aniversario
 o por venta preinventario
 o porque están de mudanza
 o la piqueta que avanza
 o que le sobran retazos
 y nosotros a los ponchazos
 porque la plata no alcanza.

Uno sabe qué liquida

porque lo ha visto en el diario
 o lo escuchó por la radio,
 pero se olvida enseguida,
 pero ellas que en la vida
 nunca tienen que ponerse,
 te gimen cada S.O.S.

que hacen temblar al marido
 y en el ropero hay vestidos
 que se han puesto un par de veces.

Mientras ustedes señores
 del metro y la tijerita
 esperan a las visitas
 como el gato a los ratones,

 desparramando a montones
 el sebo por las vidrieras
 ellas pasan, se codean
 miran, se van... pero vuelven,
  y ustedes por ver si llueve
 se asoman a la vereda.

Y pensar que a los clientes
 los tratan como a las telas,
al principio con cautela,
tijerita suavemente,

para después de repente
shuummm!!! las desgarran de un tirón
pensando en la comisión
 sin importarle un pepino,
 del dolor de los maridos
 que no entienden del chifón.

Si ellas van por un piqué
 ustedes traidoramente
 le muestran secretamente
 un regio crepé shorgé
 si no es penicó francés,
 el que cae en la balanza
 bajan un corte de organza,
 diciendo en tono insinuante
 queda este gris elefante
 y un saldito de azul francia.

Y las pobres que han entrado
 solamente por mirar
 se empiezan a desmandar
 y te dejan arruinado,
 cuando el gross no es regalado
 es un amor el satén
 y van del azul pastel
 al verdecito botella,
 y la gracia es de que a ellas
 lo caro le queda bien.

Y la papa es al regreso
cuando vos querés saber
 cuánto gastó tu mujer
 te contesta con un beso
 después te rasca el pescuezo,
 te acaricia la orejita,
 te saca la pelusita,
 te trabaja de ternura,
 y te quedás en ayunas,
 silbando la cumparsita.
 

Porque todo lo que has dado
 se lo ha gastado en la tela,
 así que aguantá la vela
 que después vendrá el bordado,
 que modista, que plisado,
 que botones, que cuellito,

sin contar los zapatitos,
la cartera, el sombrero,
y los guantes que hagan juego,
 y te regalo el jueguito.

Y pensar que en el civil
al llamarme el contrayente
 entendí: Contribuyente...
 pero igual dije que "Sí,"
 y ella en lugar de aplaudir
 entró a mandarse la parte,
 que manera de engancharte
  y pensar de que hay amigos
 que te salen de testigos
 el día que vas a ahorcarte!.

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